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Denisse Molina, periodista de combate

miércoles, 8 julio 2020 - 07:59
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Hace 16 años que Denisse Molina  labora en Ecuavisa y para ella el  periodismo siempre fue una obsesión.
 
Recuerda que a los 21 hizo una  pasantía en el entonces canal SíTv y nadie  la tomaba en serio porque parecía de  14. Aprovechó la llegada del presidente  Hugo Chávez para participar en una  cumbre presidencial en Guayaquil para  abrirse camino.
 
“Cuando los mandatarios  bajaron por las escaleras me metí entre las piernas de la seguridad y con el vozarrón  que tengo, grité: ¡Presidente Hugo  Chávez! Se dio la vuelta y le dije: Presidente,  un autógrafo por favor. Me hizo  pasar en medio de la seguridad y le dije:  Presidente, mi sueño es ser reportera, soy  una simple pasante, pero si usted me da  la entrevista estoy segura de que me van  a contratar, de usted depende que haga  realidad mi sueño. Me contestó: ¡Claro,  tengo una hija de tu edad y me gustaría  que también sus sueños se cumplan!”
 
¿Y  adivinen qué? Denisse logró la entrevista  y ese día la contrataron como reportera”. 
 
Prepararse y actualizarse 
 
Gracias a esa audacia, Denisse entró al  mundo del periodismo y Ecuavisa se convirtió  en su casa. Primero trabajó con Alfredo  Pinoargote y luego con Carlos Vera,
pasando del segmento de la comunidad al  noticiario de los sábados para finalmente  presentar Televistazo al amanecer.
 
Denisse no tiene aire de diva, casi no  gesticula, y tiene un tono de voz delicado.  Confiesa que le gusta la música de antaño  y que suele ser romántica. Aprendió
a tocar el saxofón con Lucho Silva y habla  distintos idiomas. Es disciplinada, se  levanta todos los días a las cuatro de la  mañana y nunca dejó de prepararse y actualizarse.
 
Hizo una pasantía en CNN, se  preparó en oratoria con Ismael Cala para  ser conferencista internacional, y ahora  sigue una clase de economía para periodistas
y pronto empezará una maestría  de comunicación y política.
 
Una de las coberturas que más recuerda  es la que realizó sobre el sicariato,  entrevistando a uno de los hombres  más peligrosos en situaciones extremas.  La otra fue cuando llegó el papa Francisco  al Ecuador en 2015.
 
La suma de todos los miedos
 
Denisse es una mujer casada, madre de  dos niños y su puesto en Televistazo al  amanecer le da un status de periodista  respetada en todo el país. Pero a principios
de marzo de 2020 su mundo cambió  para siempre.
 
“Ha sido la primera  vez que el miedo y dolor se apoderaron  de mí”, recuerda la anchor de la mañana.  “Un virus desconocido se llevó a algunos  colegas y un familiar. La muerte rondaba  en mi círculo cercano en la ciudad de G uayaquil”, sentencia.
 
 
Para evitar contagios y proteger al  máximo a sus empleados, Ecuavisa decidió  dividir el equipo en dos grupos: debían  ir a trabajar los menos vulnerables,  es decir, los más jóvenes. Así que Denisse  estaba una semana de forma permanente  en el canal y la otra en casa.
 
“La primera  semana que estuve en casa fue la  más dolorosa, pues recuerdo que falleció  un familiar, nuestro coordinador de noticias  de Guayaquil, Víctor Hugo Peña, con  quien había hablado dos días antes, además  del dolor por la partida de mi exjefe  Ángel Sánchez, quien ayudó a formar mi  carrera periodística. Estaba devastada. No  dejaba de llorar. En ese momento recibí la  llamada de mi mamá llorando desconsoladamente,  suplicándome que renuncie". 
 
La joven periodista no podía creer lo  que estaba pasando. De repente su mente  se quedó en blanco, por primera vez  experimentaba un ataque  de ansiedad, pánico de ir al  trabajo y exponerse al virus.
 
“Sentía miedo de contagiarme  y contagiar a los míos.  Veía a mis hijos, a mi esposo  -que el año pasado tuvo un  episodio cardiaco y sería vulnerable  al virus- y me sentía  culpable de ir a trabajar. Sentía  que si me contagiaba y  los contagiaba a ellos jamás  me lo perdonaría. E n medio  de esa crisis de pánico hice  una llamada a un directivo para poner  mi renuncia, y afortunadamente no me  contestó, sino, ya no estaría en el canal”.
 
Esa noche, Denisse rezó mucho; estaba  confundida, asustada... En medio de las lágrimas  le pidió a Dios que la iluminara, que  aclarara sus ideas... “Por un lado me sentía  responsable de lo que le podía pasar a mi  familia, pero por otro lado me sentía profesionalmente  fracasada, cobarde. ¿Cómo  podía irme en el momento más complejo,  donde la información era vital? ¿Cómo podía  hacerle eso al canal pero, sobre todo, cómo  podía hacérmelo a mí misma?”.
 
Al siguiente día, la reportera amaneció  con mucha paz y decidió que iría a  cumplir con su trabajo y que el día en que  deje esta profesión será porque haya tomado
la decisión de hacerlo, pero no embargada  por el miedo.
 
En las manos de Dios
 
El coronavirus cambió al mundo entero.  Denisse, siente que la hizo más fuerte y  comprendió definitivamente  por qué el periodismo es  su vida, ya que ahora más
que nunca sintió esa vocación  de servicio que da valor  a la hora de enfrentar  situaciones de alto riesgo.
 
“He puesto todos mis temores  en las manos de Dios.  Soy muy devota al Cristo del  Consuelo; ahora una estampita  me acompaña todos los  días al trabajo, va pegada  en el interior del saco o traje  con el que voy al canal. Al  salir de casa me encomiendo y encomiendo  a los míos. Por suerte mi esposo ha podido
trabajar desde casa todo este tiempo  y lo seguirá haciendo por muchos meses  más. Sé que estaremos bien, que el Ecuador  saldrá de esta crisis sanitaria, que habremos  aprendido a valorar la vida, ser  menos materialistas y apreciar lo que realmente  importa”.

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