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La minería busca ser la dinamizadora del desarrollo económico del Ecuador

lunes, 27 julio 2020 - 12:39
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La economía ecuatoriana afronta diversos problemas derivados de la inestabilidad del precio del petróleo, el alto gasto fiscal y, ahora el impacto del COVID-19 en las exportaciones y en la actividad comercial interna. Ante este complicado escenario, la industria minera toma mayor protagonismo para convertirse en el sector productivo más dinámico del país, pues la gran inversión en infraestructura que demanda la actividad, las plazas de trabajo que se requiere para su funcionamiento, así como la generación de procesos y encadenamientos productivos, son factores claves para reactivar la economía nacional.
 
En 2019, la minería representó el 1,64 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) ecuatoriano y, según datos del Servicio de Rentas Internas, las actividades de ‘Explotación de minas y canteras’ (menos petróleo crudo y gas natural) generaron 310 millones de dólares de recaudación tributaria, monto al que se suman 148 millones de dólares por concepto de ‘Fabricación de otros productos de minerales no metálicos’ (vidrio, cemento, cerámica, entre otros) que provienen directamente de la minería.
 
Para este año, las estimaciones del Banco Central del Ecuador avizoraban un crecimiento del PIB minero en 1,93 por ciento, gracias a la consolidación de la minería a gran escala con el inicio de producción de las minas Fruta del Norte y Mirador, así como por el aumento de la pequeña minería, afirma el viceministro del ramo, Fernando Benalcázar. Sin embargo, luego de la pandemia las perspectivas del sector cambiaron.
 
Pero, lo que se mantiene firme es la visión a futuro del sector, que se sustenta en la nueva Política Pública Minera, presentada en junio de 2019, la cual busca consolidar a la actividad como eje fundamental de la economía ecuatoriana. Según este plan gubernamental, la minería aportará con el cuatro por ciento del PIB para 2021. 
 
Este año con el normal avance de los proyectos en ejecución, se espera que la industria se constituya en el segundo rubro de exportación no petrolera del país, augura Mauricio Núñez, vicepresidente Legal de Ecuacorriente S.A., empresa encargada del proyecto Mirador. A finales del año pasado la compañía minera ecuatoriana de capitales chinos, arrancó sus exportaciones con una pequeña cantidad de concentrado de cobre (de prueba). Hasta junio de 2020 ha exportado 90.000 toneladas del material, con un valor aproximado de 100 millones de dólares.
 
“Se tenía previsto exportar 140.000 toneladas más este año, pero ante la emergencia sanitaria se han producido afectaciones en la producción y exportación”, explica Núñez.
 
El proyecto Mirador se encuentra actualmente en fase de explotación y beneficio. Ecuacorriente ha invertido hasta el momento alrededor de 1.300 millones de dólares. Se estima que la capacidad de procesamiento anual de la mina será de 20 millones de toneladas de mena (mineral de base del que es posible extraer otro mineral), y que durante su vida útil de aproximadamente 30 años producirá más de 2,7 millones de toneladas de cobre, 565 de plata y 52 de oro.
 
Para la coordinadora de la carrera de Geología de la Universidad Técnica Particular de Loja, Tamara Briceño, si bien ninguna economía puede ser sostenible en el tiempo con solo un sector productivo impulsando su crecimiento, el aporte de la minería será trascendental para Ecuador. Menciona que la inversión extranjera que demandan las compañías mineras, así como el desarrollo que logra la actividad en las poblaciones circundantes a los proyectos de extracción, permitirá una economía más estable, siempre y cuando –aclara- se establezcan los mecanismos para endogeneizar las externalidades de esta inversión.
 
Si bien la inestabilidad política y las campañas antimineras han provocado inseguridad a las grandes empresas para continuar invirtiendo en Ecuador. Briceño reconoce los esfuerzos de la mediana y pequeña minería por tecnificar sus procesos y optimizar la recuperación de minerales.
 
“El problema latente, es la minería ilegal que aún amenaza el ambiente. En este tema, a pesar de las declaratorias de excepción en algunos sectores mineros, este no ha podido ser controlado”, lamenta la experta. 
 
Durante los casi tres meses de confinamiento por el COVID-19 la minería también sufrió estragos, y aunque la actividad entró en el régimen de sectores estratégicos, los yacimientos y proyectos de exploración debieron reducir al mínimo su capacidad operativa para garantizar la salud de trabajadores, contratistas y comunidades. Se estima que en este período dejaron de exportarse 72,5 millones de dólares en minerales. En este mes se tiene previsto reiniciar la exportación de concentrado de cobre a gran escala.
 
Por ello, las expectativas hasta diciembre no son tan negativas, pues el Ministerio de Energía y Recursos Naturales No Renovables prevé tres escenarios de los ingresos que generará la exportación de minerales metálicos y no metálicos. En el pesimista se esperan 641,7 millones de dólares; en el tendencial 839,5 millones, mientras que el optimista se prevé ingresos por 1.108,7 millones de dólares.

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