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Conozca los 3 tipos de electores que privilegian a AP y CREO

lunes, 20 marzo 2017 - 04:40
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El mapa electoral electoral muestra un país polarizado. En febrero, 13 provincias escogieron al binomio presidencial liderado por Lenín Moreno, auspiciado por el movimiento gobernante Alianza PAIS. En tanto, 11 provincias apoyaron la tesis de un cambio representada por Guillermo Lasso, de CREO.
 
Toda la Costa, el norte de la Sierra; y, la provincia amazónica de Sucumbíos, se pintaron de verde flex, que obtuvo el 39,36% de votos válidos. En contraste, la Sierra central y sur (con excepción de Azuay), las provincias amazónicas y Galápagos escogieron a CREO, que alcanzó el 28,09% de respaldo. Algo más de un millón desufragios separan a uno y a otro.
 
Cuatro años atrás, en los comicios de 2013, el panorama era distinto. Rafael Correa ganaba en 23 de las 24 provincias, perdiendo únicamente en Napo, y aseguraba la reelección presidencial en primera vuelta, con el 57,1 por ciento de votos válidos.
 
El retroceso de AP en urnas es notorio en Pichincha. En 2013, cosechó el 58 por ciento. En febrero pasado perdió 20 puntos porcentuales, cuando Lenín Moreno obtuvo 37,3%, cinco por encima de Guillermo Lasso, quien aseguró 32,2%. El candidato de CREO ganó ocho puntos en este territorio durante el último cuatrienio: en 2013, Lasso obtuvo 24,1% en Pichincha. 
 
En parroquias del norte de Quito, como Carcelén y Cotocollao, Lasso superó a Moreno, hasta con cinco puntos. ¿Qué factor fue determinante, la alianza cocinada meses atrás con SUMA organización política a la que pertenece el alcalde de Quito Mauricio Rodas, o la inclusión del asambleísta Andrés Páez como compañero de fórmula en la papeleta? 
 
Todo indica que ambas tuvieron un relativo peso preelectoral; pero fueron cruciales en las 72 horas críticas post- sufragio. Páez, jurista y legislador de origen imbabureño que hizo su carrera política en Quito, fue la voz que convocó a ciudadanos a defender la segunda vuelta en los exteriores del Consejo Nacional Electoral (CNE), en el norte de la Capital. Rodas se subió a la tarima cuando ya estaba armada; pero dio la señal definitiva de que Quito se jugaría el todo por el todo para defender el resultado que auguraba un balotaje. 
 
¿Cómo es el votante de AP?
Alianza PAIS tiene tres tipos de votantes: el ideológico que vota por convicción; el pragmático que sufraga por conveniencia y es quien usualmente encontró trabajo o contratos en el sector público; y, el elector agradecido que se benefició de los subsidios, obras y bonos del Estado.
 
La meta de este votante es clara. Que se profundice la Revolución Ciudadana que empezó hace 10 años en el país. “AP tiene un voto cautivo, expresado en los sectores deprimidos de grandes iudades y en clases medias profesionales; además de cierto empresariado que hizo buenos negocios en estos 10 años”, explica Santiago Basabe-Serrano, profesor del departamento de Estudios Políticos de la Flacso y responsable académico de la plataforma Vitrina Electoral.
 
En Manabí se impuso el candidato del oficialismo, como resultado de “La intervención del gobierno después del terremoto de abril pasado”, según Julián Martínez Ramos, psicólogo y estudiante del doctorado en Ciencia Política en la Universidad de Salamanca, en España. 
 
 
La provincia del Guayas aglutina al 24% de los votantes del país, es decir a uno de cada cuatro electores. Por tanto, su voz es clave. Y solo en Guayaquil vive el 16% de los ecuatorianos habilitados para votar. Los estudios demuestran que el elector denominado populista que se concentra en los barrios marginales del Puerto Principal no es ideológico sino que responde a quien cree que mejor soluciona sus problemas inmediatos. Es por ello que en los últimos años el voto ha sido por Correa presidente y Nebot alcalde.
 
Por eso en Guayaquil la tendencia centro-derecha conformada por PSC y CREO superan juntos en votación al candidato de Alianza PAIS. En el resto de la provincia en cambio la votación de PAIS fue mayoría, llegando a superar el 40 por ciento en algunos sectores, en primera vuelta. 
 
¿Quién vota por CREO?
CREO tiene, a su vez, tres tipos de votantes, según Basabe-Serrano. Quien apoya su candidatura por convicción; el sufragante que busca en las urnas un cambio radical de modelo; y, los desencantados de AP, como Betty Amores, quien 10 años atrás fue asambleísta constituyente por el correísmo. 
 
El comportamiento de los electores es la rama de especialidad de Julián Martínez Ramos, quien estudia Psicología Política en la Universidad de Salamanca y en Flacso España. Él presentó en la universidad más antigua de España una exposición sobre los comicios ecuatorianos, a fines de febrero.
 
Cuando Martínez se preguntó por qué un candidato guayaquileño, que no es indígena y que fue banquero, se impuso en provincias amazónicas y en la Sierra central, hizo un hallazgo. “Lasso gana en provincias donde hubo conflicto social respecto a las políticas de desarrollo del gobierno; donde la puesta en marcha de proyectos mineros, petroleros e hídricos afectó a la población y generó conflictos, muchos de ellos, resueltos en forma violenta y con intervención militar”. 
 
 
Vistazo lo corroboró en Cotopaxi y Chimborazo, en la Sierra centro; y Morona Santiago, en la Amazonia. “El voto a Lasso tuvo dos dimensiones: útil, en tanto buscaba un cambio de modelo; y, castigo, en tanto pretendía penalizar a AP por la represión”. 
 
¿Cambio de modelo? Quien mejor resume esta idea es el presidente de Ecuarunari, el azuayo Carlos Pérez Guartambel: “Es preferible un banquero que una dicta- dura que nos ha despojado de nuestros territorios; que nos ha declarado el estado de excepción; que nos ha encerrado en la cárcel”. Recuperar libertades civiles y enrumbar al país hacia la ruta del crecimiento económico son los argumentos del elector que avala a CREO. 
 
¿Qué viene hacia el balotaje? 
El sufragio de sectores indígenas que históricamente privilegiaron a Pachakutik en las urnas se volcó, en gran parte, hacia el segundo más opcionado. ¿Restó oportunidades al candidato de la alianza del centro y las izquierdas, Paco Moncayo? El 6,71% que obtuvo Moncayo a nivel nacional combina el apoyo directo a la tesis socialdemócrata (ID) y al Acuerdo por el Cambio, que promovía la alianza. En 2013, el candidato de la tendencia, Alberto Acosta Espinosa, ganó el 3,26%.
 
“Es la encrucijada de la izquierda, cuyos votos va a tratar de capitalizar Moreno, decidir entre una propuesta de derecha, y el fin del correísmo”, advierte Martínez Ramos. Si AP tiene un voto cautivo, el voto de Lasso es disperso. No obstante, Basabe-Serrano pronostica que el representante del cambio tiene mayor capacidad para crecer electoralmente. “Gente de izquierda radical, organizaciones sociales, un sector de la ID, simpatizantes de PSC y de Dalo Bucaram pudieran darle su apoyo a CREO”. 
 
Moreno debería captar 1,3 millones de votos (adicionales a los 3,7 millones que ya obtuvo en febrero), para ganar el balotaje. Lasso, en cambio, requiere duplicar el número de votos que ya consiguió en la primera vuelta, donde aseguró 2,6 millones de sufragios.
 
Por eso, los 20 días de campaña electoral serán cruciales. En 2006, Álvaro Noboa pasó como puntero al balotaje con 26,8 por ciento, seguido por Rafael Correa, que consiguió 22,8 por ciento. En segunda vuelta cambió el panorama: Correa ganó la Presidencia con 56,7 por ciento. En Perú acaba de pasar algo parecido. La candidata Keiko Fujimori se impuso apretadamente en primera vuelta, y perdió en balotaje.
 
Si cuatro años atrás el mapa electoral se teñía de verde flex en 23 de 24 provincias, hoy dos colores se distribuyen en las provincias. Correísmo o anticorreísmo, ésa es la pregunta. 
 

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