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El fantasma de Lady Di aún atormenta a Camila y el príncipe Carlos

jueves, 31 diciembre 2020 - 01:20
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Con la nueva temporada de la serie sobre la realeza británica 'The Crown' el fantasma de la princesa Diana regresa para atormentar al ahora consolidado matrimonio del príncipe Carlos y su segunda esposa, Camila. 

La hoy duquesa de Cornualles ha logrado estar integrada por completo en la casa de los Windsor y finalmente aceptada por el grueso de los británicos, sin embargo, bastó con la emisión de la serie para destruir esta frágil armonía y revolver errores y dramas del pasado. 

Ninguno de los tabloides británicos, que desde principios de los años noventa se hicieron fama y ganancias a costa del escrutinio de la vida del triángulo amoroso Carlos-Diana-Camila, rechistó cuando el muy monárquico historiador Simon Heffer proclamaba meses atrás que la duquesa ha acabado convirtiéndose en uno de los grandes haberes de la familia real.

Según El País, Heffer recordaba la intensa actividad de Camila en este año de pandemia (y sus constantes mensajes de ánimo o el apoyo activo a las redes de respaldo a los damnificados), a la hora de concluir: “Se ha ganado el derecho a ser reina”. Más entretenida con otros escándalos reales de nuevo cuño, como el Megxit protagonizado por Enrique y Meghan o la relación del príncipe Andrés con el pedófilo Jeffrey Epstein, la prensa popular de las islas viene avalando desde hace ya un tiempo la fotografía entrañable de los ya abuelos Carlos y Camila. Él tiene 72 años y ella, 73. 

El regreso de Diana de Gales a escena en una de las series más exitosas de la plataforma Netflix, ha conseguido sin embargo retroceder el reloj hasta el momento en el que la apodada 'princesa del pueblo' revelaba a los televidentes británicos: “en nuestro matrimonio éramos tres”.

La tercera en discordia es  Camilla Shand, su nombre de soltera, que convenció a Carlos de haber encontrado a su “alma gemela” tras una semana compartida en 1972. Un amor que las hechuras reales hicieron imposible por la vía matrimonial, pero que acabó hallando sus recovecos una vez casados ambos con otros y a costa del drama de Diana. 

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La Camila que protagoniza la cuarta temporada de The Crown es retratada como una mujer fría y manipuladora, que tiene rendido a sus pies a un príncipe introvertido y traumatizado por la relación distante con sus progenitores. En cuanto emergieron los capítulos a la luz, una legión de historiadores y conocedores de la familia real salieron a desmentir con sus propios datos esa narrativa adversa.

Netflix se cubrió las espaldas emitiendo el documental Diana, en primera persona, las confesiones grabadas por la princesa poco tiempo antes del accidente de automóvil en el que pereció junto a su entonces acompañante, Dodi Al Fayed (París, 1997). 

 Al margen de la reclamación del Gobierno británico de que Netflix clarificara que su serie es solo ficción (ya para entonces, casi todos los interesados la habían visto), el aparato de relaciones públicas de Carlos ha funcionado tan bien como lo ha venido haciendo desde su boda con Camila, en 2015. En estas disfuncionales fiestas navideñas, la duquesa ha sido uno de los personajes de la realeza más prolíficos como adalid del espíritu de resistencia frente a la covid-19, protagonista de portadas de revistas y partícipe estelar (como “una miembro más del público”) del concurso más popular de la BBC, Strictly Come Dancing.

Lea también: ¿Cuál es la línea de sucesión a la Corona inglesa?

Sin embargo la pareja aún no goza de gran popularidad. Según El País, los más recientes sondeos confirman que una mayoría de británicos preferirían un salto en la línea de sucesión, es decir, que el primogénito de Carlos, Guillermo, acceda al trono tras la muerte de Isabel II.

No se trata tanto del impacto de una serie muy popular entre la audiencia —superior a la recabada por la de la popular boda de Guillermo y Kate Middleton en 2011— como de la confirmación de que basta un sondeo para concluir que los británicos nunca han acabado de encajar a Carlos. Y mucho menos a Camila, quien hoy suscita un 34% de opiniones positivas y el mismo porcentaje de negativas, según la encuestadora YouGov. 

 

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