<img src="https://certify.alexametrics.com/atrk.gif?account=fxUuj1aEsk00aa" style="display:none" height="1" width="1" alt="">

“Fui incómoda para muchos, incluso para Glas”

jueves, 8 febrero 2018 - 08:27
Facebook
Twitter
Whatsapp
Email

Manuela Picq vivió un prolongado destierro. En agosto de 2015 salió de Ecuador, donde había vivido los últimos diez años. En enero de 2018 pudo volver gracias a un desliz diplomático.
 
El exilio pareció eterno. Pero terminó gracias a un desliz diplomático ecuatoriano. El affaire Assange ayudó de carambola a Manuela Lavinas Picq, obligada a dejar nuestro país en agosto de 2015. Dos años y cinco meses de ausencia se cumplieron en enero.
 
Setenta y dos horas después de que la canciller María Fernanda Espinosa anunciara que no había impedimento legal alguno para que Picq pisara suelo ecuatoriano, la académica de origen franco-brasileño aterrizaba en Quito. Apenas salía de los filtros de Migración, se fundía en un abrazo con su pareja desde 2013, Yaku Pérez Guartambel, presidente de la organización indígena Ecuarunari.
 
La experiencia de Manuela Picq se contará en un documental, filmado por su amiga de infancia, Clara, quien la esperaba en el aeropuerto de Quito. “Tenemos la misma historia de niñas. Nuestras madres son amigas, militantes de izquierda. Ambas abandonaron Brasil por la dictadura y llegaron a Francia. Allí, las dos tuvieron hijas de padres franceses. Cuando Clara y yo teníamos siete años de edad (en el año 1984), nuestras madres volvieron a Brasil porque se decretó una amnistía. Estudiamos juntas en el Colegio Francés de Río de Janeiro. Siempre estuvimos cerca, pero este exilio nos ha reconectado”.
 
 
Para los intelectuales de la izquierda brasileña, era imposible entender que Manuela, académica, periodista y fotógrafa, hubiera tenido que salir exiliada de un país cuyo gobierno decía ser de izquierda. Que proclamaba defender los derechos de la ciudadanía universal.
 
Activista de los derechos humanos, ella permaneció privada de su libertad durante varios días en un hotel para extranjeros en situación migratoria irregular. ¿Su delito? El 13 de agosto de 2015, estaba documentando con su cámara fotográfica las protestas en Quito. Mientras tomaba su teléfono, un grupo de policías detuvo a Yaku Pérez, su pareja. “Por evitar su detención fui detenida y golpeada”. Días más tarde se enteró que su visa de “intercambio cultural” había sido revocada semanas antes de su vencimiento.
 
A Brasil viajó días más tarde. Solo en enero de 2018 pudo volver a Quito. Y todo gracias a Assange.
 
LEA ESTE REPORTAJE COMPLETO EN LA EDICIÓN IMPRESA DE REVISTA VISTAZO
 

Más leídas
 
Lo más reciente