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Marcelo Gallardo, un antes y un después de River Plate

sábado, 6 junio 2020 - 09:15
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En la vida siempre hay puntos de inflexión, momentos y situaciones que marcan un cambio trascendental, tanto para bien o para mal. Suelen ser acciones, decisiones o personas que, de forma planificada o inesperada, impulsan un camino a lo más alto posible. ¿Qué decir cuando ese impulso se da en un club de fútbol grande y lo alcanza a elevar hasta el cielo?: Histórico.

Así se puede describir el trabajo que ha realizado Marcelo Daniel Gallardo en la institución y vida deportiva del Club Atlético River Plate. El equipo bonaerense es el mejor equipo de América desde hace ya seis años, justo desde que él llegó a las filas del club como director técnico. Su accidentada venida cambió la ya rica historia de River y lo consagró en el plano internacional como nunca.

Hasta antes de la conducción de Gallardo, River había conseguido cinco campeonatos internacionales. Desde que él tomó el equipo, River ha levantado siete trofeos internacionales. Pero su fortaleza y determinación va más allá de una copa, lo admirable es la forma de conducir a un equipo que se mueve como pocas veces se lo ha visto en la historia del fútbol.

FIRMA APURADA
River Plate se recuperaba del momento más duro de su historia, el único descenso a la B Nacional en 2011. En menos de un año, logró ascender y volver a disputar la máxima categoría, pero a River le costaba estar en lo alto. Su último campeonato había sido en 2008 y, desde entonces, solo fracasaba en sus intenciones por ganar. Para 2014, el entrenador Ramón Díaz enfrentaba tensos momentos con el cambio de presidente en River. La nueva autoridad del club, Rodolfo D´Onofrio no se sentía a gusto con Díaz y se lo hizo saber a través del director deportivo, Enzo Francescoli, ídolo riverplatense. No obstante, Ramón Díaz logró sacar campeón al club de la liga argentina y, en medio de los festejos, renunció al cargo.

Para ese entonces, Marcelo Gallardo era un novel entrenador cuya única experiencia fue en el club Nacional de Uruguay. Se había ganado el cariño de la afición charrúa porque, apenas se retiró del fútbol, asumió la dirección técnica del cuadro montevideano. Obtuvo el campeonato local y su nivel de juego destacaba, pero la directiva no estaba tan a gusto con su papel internacional, puesto que las eliminaciones de Copa Sudamericana en 2011 y Libertadores en 2012 lo terminaron de separar del club en 2013.

Al año siguiente, Gallardo negociaba con Newells Old Boys de Rosario, en Argentina, para asumir el cargo de entrenador. Era las mismas semanas de mayo cuando Díaz dejaba River Plate. Francescoli lo tenía en la mira a Marcelo Gallardo y lo llamó para pedirle que no firme con Newells, puesto que River Plate le propondría la dirección técnica del equipo. Gallardo no viaja a Rosario y decide aceptar la propuesta que cambiaría para siempre la vida del técnico y del equipo de Buenos Aires.

La última vez Marcelo Gallardo estuvo en Ecuador fue en un partido ante Emelec en el Estadio Capwell en 2018 por Copa Libertadores. La victoria de River Plate (0-1) fue el impulso para ganar el máximo continental.

GALLARDO Y RIVER PLATE
La decisión de escoger a River Plate no fue tan complicada, Marcelo Gallardo fue uno de los máximos ídolos del club durante la década de los 90 y 00. Por su baja estatura y finas facciones faciales, así como el gran cariño que cultivó con la hinchada, se ganó el apodo de “Muñeco”. Formó parte del plantel de la época dorada con la segunda Copa Libertadores (1996), la Supercopa Sudamericana (1997) y el tricampeonato nacional (1996 y 1997, apertura y clausura). Además, por la valentía que peleaba las pelotas, los pases que entregaba a sus compañeros, el dribleo a los rivales y la colocación de la pelota, el número 10 en su espalda se cargaba por sí solo.

Jugó en otros equipos europeos como PSG de Francia, el AS Mónaco, y el DC United de Estados Unidos. Sin embargo, el lazo afectivo con River Plate nunca se quebró. Al contrario, iba creciendo en cada retorno porque parecía que nunca se había ido. Es uno de los pocos 10 que marcaron una época y quedó en el recuerdo del hincha la clase de jugador que tuvo.

DE MUÑECO A NAPOLÉON
Dirigir un equipo de fútbol implica más que entrenarlos a la semana. Significa también mantener buenas relaciones, tanto con los jugadores, la directiva, los jugadores, el cuerpo técnico y la afición. Gallardo es el eje central de River desde su llegada, no hay una arista que esté inconforme con él, sus resultados lo avalan, pero lo que alcanza su respeto es el liderazgo que tiene y demuestra. Apenas llegó al club pidió jugadores que serían base para su proyecto futbolístico inmediato que implicaba la Copa Sudamericana de 2014. Con una base sólida obtuvo un trofeo internacional para River Plate después de 17 años, fue el inicio de una era, de la cual todavía no hay retorno. Desde entonces su club ganó dos Copa Libertadores, tres Recopa Sudamericana, una Suruga Bank. En el plano nacional, tres Copa Argentina y una Supercopa Argentina.

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