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Stephen King, profesional del miedo

viernes, 20 noviembre 2015 - 11:36
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Uno de los más prolíficos escritores de best sellers, el norteamericano Stephen King, lanza “Revival”, una novela gótica y pop acerca de un roquero maldito por un extraño amigo de la infancia.

Stephen King no es un escritor sutil. Para explicar cómo Charles Jacobs, el convencional pastor metodista de una pequeña localidad del estado estadounidense de Maine, se convierte en un enloquecido vendedor de milagros con un pie en las ciencias ocultas, el autor no se contenta con hacer que la mujer y el hijo pequeño de Charles Jacobs mueran en un accidente automovilístico. Es preciso que el carro choque contra una máquina cosechadora en un camino rural, que la mujer, desfigurada –con un pedazo de cuero cabelludo arrancado y un ojo caído sobre la mejilla– salga del vehículo tropezando y desesperada, cargando el cadáver ensagrentado del hijo en brazo (en singular: el otro miembro fue arrancado a la altura del codo). No será para el estómago de lectores delicados pero seguro que hará ilusión a muchos otros, quienes encontrarán nuevas escenas de sangre y horror en las más de 300 páginas que siguen a la escena del accidente en “Revival”, la más reciente obra del autor estadounidense.


“Revival”, de Stephen King. Plaza & Janes editores, 2015. 416 páginas.

Porque Stephen King es también un escritor eficiente. Talvez no haya profesional del best seller que se compare al autor de “La cosa” y “Zona muerta”, en éxito y productividad. A los 68 años, King poblicó más de 50 novelas, casi todos dentro del género del terror y la fantasía. Y es uno de los autores más adaptados al cine y la televisión. “Soy un escritor visual, y eso atrae a los cineastas”, ha dicho.

En “Mientras escribo” su libro de memorias, King recuerda a los filmes de horror de Roger Corman como fundamentales para cultivar su gusto por lo fantástico. En contrapartida, las exageraciones y extravagancias de sus libros han inspirado a cineastas como Brian De Palma, el director de “Carrie” (1976), o a Frank Darabont, que encontró en un cuento del escritor el argumento para su drama carcelario “En busca de la libertad” (1994). Por cierto, a King nunca le gustó la adaptación de una de las obras más alabadas por los cinéfilos: “El resplandor”, de Stanley Kubrick.


  “Carrie”. La historia de la adolescente atormetada con poderes de
telequinesis ha sido llevada al cine dos veces (1976 - 2013).

“Revival” hace una dedicatoria a una lista de escritores que King admira, los temas de la novela reiteran el tributo: la tétrica visión de un mundo donde habitan los muertos está inspirada en la obra de H.P. Lovecraft (1890- 1837), y los experimentos de Charles Jacobs con electricidad evocan a “Frankenstein”, el clásico de Mary Shelley (1797-1851). Sin embargo, su matriz es más pop que literaria: al inicio del libro, Jamie Morton, protagonista y narrador de la historia, compara su vida con una película, y la comparación reaparece a lo largo del relato. Morton era un niño cuando conoció a Jacobs en 1962. Nació una genuina amistad entre el pequeño y el entonces compasivo y carismático pastor. Pero el traumático accidente que sufrió la familia de Jacobs cambió todo: tras un período de luto, el pastor hace, frente a su congregación, un sermón escandaloso, en el que rechaza a Dios y a la fe.


Sus novelas han inspirado películas consideradas joyas del cine. Sin
embargo, nunca le gustó la versión de Kubrick de “El resplandor”.

Hasta ese punto, a pesar de la sangre y el drama, el libro conserva una nostalgia singular. Cuando Jacobs vuelve a escena, la historia se vuelve pesada y oscura. De adulto, Morton toca la guitarra en efímeras bandas de rock en los 70, hasta que la heroína arruina su ya mediocre carrera musical. Entonces Jacobs reaparece para curar su vicio, con un tratamiento basado en una forma “secreta” de electricidad. El efecto secundario: visiones del infierno. El antiguo pastor se convierte en evangelista de masas, pero su objetivo mayor no es curar parapléjicos o enfermos de cáncer. Jamie Morton descubrirá la verdad en el clímax de la historia, que llegará cargada de rojo.

En “Mientras escribo”, King dice (entre la ironía y el resentimiento) pertenecer a la categoría de autores “proletarios” a los que nadie le hace esas preguntas acerca del lenguaje reservadas para un John Updike o a un Don DeLillo. En efecto, su lugar en la jerarquía de las letras es otro. King distrae, King divierte, y lo hace mejor que los fenómenos de ventas más recientes, como Dan Brown con sus referencias históricas dudosas, o Stephenie Meyer, y sus vampiros lívidos. Lenguaje ¿pero qué importa el lenguaje aquí? Lo bueno de libros como “Revival” es que están listos para convertirse en películas.

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