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Los mundos paralelos de Dennys

miércoles, 16 septiembre 2020 - 12:33
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A tan solo 30 años Dennys Navas La Rosa es un artista difícil de clasificar. Pasea por la arquitectura urbana para crear una serie de imágenes utópicas, en las que las figuras y colores de la naturaleza dominan y definen el paisaje.
 
Dennys es un artista que disfruta el oficio, se siente realizado, pero sabe que la clave del éxito es un total misterio. “Alexander Arrechea, un artista cubano que respecto mucho me dijo una vez: “Para vivir del arte hay que reunir tres cosas, ser bueno, trabajar bastante y lo más importante tener un poco de suerte”.
 
En el caso de Dennys la suerte llegó cuando estudiaba sin prestar atención en un colegio técnico. “Estaba muy aburrido en una clase de electricidad y como siempre dibujaba en un cuaderno. El profesor se acercó, cogió mi cuaderno, arrancó la hoja, la tiró al piso y me mandó a inspección general.
 
 
Llamaron a mi mamá y mientras estaban criticando mi comportamiento pasó un profesor que también ejercía en el colegio de bellas artes y le dijo a mi mamá: Si a su hijo le gusta dibujar mándelo a bellas artes. Y así empezó todo”, recuerda el artista guayaquileño.
 
El arte de vivir
Desde muy temprana edad Dennys se dio cuenta que no encajaba fácilmente en ciertas áreas convencionales.
 
“A los 13 años empecé mis estudios en el colegio Bellas Artes. Tenía pocos amigos, pero me apasionaba dibujar, aprender y proponer mi visión del mundo. Cuando un compañero hacía una propuesta yo hacía diez, era muy inquieto y competitivo. A los 16 años fui a un salón de julio.
 
No entendía lo que veía, pero sentía que podía ser parte de ello. Quería ser artista, no lo veía como un trabajo, pero ya sabía que iba a ser mi vida”.
Después de estudiar las técnicas Dennys ingresó al ITAE en el 2017 y aprendió la producción artística.
 
“Comprendí que se podía vivir del arte y después de 3 años me gradué y pude dar clase”. 
 
Entre arquitectura y naturaleza
Para comprender el universo pictórico de Dennys hay que seguir sus andanzas por la vida.
 
“Antes de estudiar bellas artes intenté estudiar arquitectura y no me gustó porque las láminas tenían que quedar intactas -y las mías siempre estaban manchadas- pero me quedé con el gusto de la perspectiva, el dibujo, la proyección y la planificación. De hecho, hasta hoy siempre empiezo una obra en 3D en la computadora”, detalla.
 
En la mayoría de las obras de Dennys Navas está presente el concepto de extrañas construcciones surrealistas combinados con espacios verdes. “Mis padres vienen del campo, de Paján en Manabí. Los dos fueron campesinos y creo que la naturaleza quedó en mi subconsciente”.
 
Su trabajo explora la invención de paisajes urbanos cargados de vegetación, donde se aborda la problemática del individuo que asume el espacio que habita, donde la arquitectura juega un papel importante a la hora de relacionarla con la naturaleza: “también entra la utopía y de una u otra manera creo que está en sintonía con el mundo y su problemática actual".
 
Para el artista lo más importante no es provocar emociones sino “que el espectador no se aburra, que quiera regresar a ver la obra independientemente que le cause tristeza, rechazo o alegría”.
 
Vivir del arte
Dennys vive del arte tan solo después de 8 años de carrera artística. Recuerda que en su primera exposición vendía sus obras a 500 dólares, pero los estudios, los premios ganados y las exposiciones en Colombia y Alemania (“Kunstlerliaison” curada y gestionada por Maria Inés Plaza) entre otros le otorgaron una tarjeta de presentación atractiva.
 
“Tu cotización va acorde a tu crecimiento artístico y eso nunca termina. De hecho, me aburro rápido y siempre busco nuevas temáticas e ideas. En el proceso creativo necesitas producir mucho. El rango para ver resultado de producción en un día son unas 12 horas”, asevera el pintor que privilegia el acrílico, la acuarela y el dibujo.
 
El futuro 
“Yo soy un artista contemporáneo porque me preocupo de alguna manera por las preguntas y dudas de hoy en día sobre el arte en general”, explica Dennys que se alimentó mucho de los clásicos de la pintura como son Van Gogh, Monet y Velázquez antes de sumergirse en un universo más surrealista donde los personajes son anónimos o sacados de fotos, archivos históricos de los cuales se borra sutilmente el origen.
 
“Para mí la foto no es más que una referencia, una inspiración. Me gusta buscar ideas en internet, pedir a gente amiga que pose, ir a exposiciones”, acota.
 
Durante la cuarentena el artista produjo obras pequeñas.
 
“Más que nunca confié en mis instintos. Estoy terminando una obra más grande. Tenía en mi mente la imagen de una piscina y la estoy llenando de plantas”, detalla Dennys sin darse cuenta que la problemática ficcionada de su obra quizás por primera vez supera la realidad.
 
Sus paisajes parecen ser premoniciones de un mundo por venir. Su obra onírica ya augura el futuro de una humanidad que se está rindiendo ante la naturaleza. A veces la intuición de los artistas se convierte en una herramienta útil para comprender el rumbo del mundo.

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