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"El Quijote, mi madre y el caballero errante"

lunes, 20 junio 2016 - 08:51
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EDNA ITURRALDE, (Quito, 1948) Escritora que descubrió su vocación en quinto grado de escuela primaria. Escribía cartas a pedido de sus compañeras de aula. Ha transitado por el periodismo, fue fundadora y editora de la revista infantil Cometa, y es considerada la iniciadora del boom de la literatura juvenil en el país.

Con más de 58 títulos publicados, la pionera de la etnografía narrativa y de la literatura juvenil cuenta cómo empezó su amor por las letras.

“En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme…”. Con estas fascinantes palabras inicia la historia del hidalgo don Quijote de la Mancha, que mi madre me leía desde muy pequeña. Debo haber tenido seis años, quizás. A su vez, mi abuelo, Charles de Howitt leyó estas historias a mi madre, en su infancia.

El libro tiene todo: aventura, sueño, chispa, romance… Claro está que la primera vez que mi madre me leyó estas páginas debe haber cambiado una que otra palabra. Con el tiempo yo retomé esta lectura, posiblemente tenía unos 14 años.

En esas páginas conocí el amor. Me impactó el capítulo donde encuentra a la princesa Micomicona, que es la reina del territorio Micomicón de Etiopía. La doncella le explica que un usurpador la ha despojado de su reino, y le pide liberarle del invasor, a cambio de sus favores. Es un rasgo del caballero andante: acepta la misión pero no la recompensa; no quiere perder el amor de su Dulcinea.

Este es, para mí, el libro símbolo del caballero, que cumple sus sueños, que quiere arreglar al mundo a su manera, que defiende a las damas. Hay veces que abro el libro, y desde la página que sale, continúo la lectura. Y me encuentro con nuevas e ingeniosas palabras.

García Márquez dijo que los errores en las ediciones de los libros son como lagartijas… se deslizan por las páginas. En la edición especial por el IV Centenario del Quijote se explican varios de ellos; anécdotas repetidas en varios capítulos, juegos de palabras reiteradas hasta tres veces. Y sin embargo hay que encontrarlos sin rasgarse las vestiduras.

Me di cuenta de que los niños conocen vagamente la historia de este caballero errante, pero no saben quién la escribió. Con esa idea escribí el libro “Conoce a Miguel de Cervantes”. Es una biografía para niños de ocho años. Quien cuenta la historia de la vida de Cervantes es nada menos que don Quijote a Sancho Panza. Mientras relata la biografía, vive sus aventuras. Sancho, en esta ficción mía, se queja de que Cervantes escribe las aventuras de don Quijote y no las de él, de Sancho Panza. Y menciona que el escritor asegura que don Quijote y Sancho Panza no son reales, sino producto de su imaginación. Pero ambos personajes concluyen que “Quizás Miguel de Cervantes nos inventó, o quizás nosotros lo inventamos a él”.

La biografía de Miguel de Cervantes la dediqué a mi abuelo, que tenía el corazón de Quijote. Nació en Jerusalén palestino, era griego ortodoxo. Vino a Ecuador a buscar nuevas tierras, y le enseñó a su hija a amar la lectura del Quijote. Yo heredé esta enseñanza. Mi madre fue quien me enseñó el valor de las letras”.  

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