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Hay vida (digital) después de la muerte

miércoles, 6 noviembre 2019 - 02:12
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Mediante el uso de la tecnología, algunos servicios empiezan a desdibujar las fronteras entre los vivos y los muertos. 
 
Desde lejos, un padre vigila a su hija jugando en la playa. Mientras la niña se divierte en la arena, el hombre alista su celular y empieza a grabar un video. “Hola princesa”, dice. Salto al futuro. La pequeña que antes jugaba junto al mar, ahora una adulta, se prepara para comenzar el día de su boda. Mientras se ajusta el vestido blanco frente a un espejo, una notificación llega a su teléfono. La novia abre el mensaje y encuentra un video con el rostro de su padre. “Hola princesa, se que has estado soñando con este día durante toda tu vida y, si quieres saber la verdad, yo también”, confiesa a través de la pantalla el hombre, quien murió años antes de llegar a acompañar a su hija al altar. 
 
Esa es la historia que cuenta un video promocional de Safe Beyond, un emprendimiento digital con base en Estados Unidos que se describe como un “seguro de vida emocional”. Desde hace casi cuatro años, esta firma ofrece a sus clientes la posibilidad de “guiar a sus seres queridos por siempre”. En otras palabras, incluso después de la muerte. 
 
La idea detrás de su oferta, indica la página web de SafeBeyond, es que mientras podemos estar seguros de que, con el paso del tiempo, ocurrirán eventos significativos en las vidas de las personas que apreciamos (como cumpleaños, graduaciones o bodas), nunca podemos estar completamente seguros de que estaremos ahí para presenciarlos. Por eso, la firma ofrece a sus clientes la posibilidad de capturar “momentos significativos” mediante un dispositivo móvil para luego compartirlos - en forma de video, mensaje de texto o de audio – con sus seres queridos en el futuro. En este caso, el “futuro” significa hasta después de 25 años de la muerte del creador del mensaje. 
 
La propuesta de Safe Beyond es una más entre una nueva gama de servicios que, mediante el uso de la tecnología, ofrecen establecer conexiones nunca antes vistas entre la vida y la muerte. Es el objeto de estudio de Paula Kiel, candidata a PhD en la universidad británica London School of Economics, donde estudia las formas en que, en la actualidad, las personas pueden permanecer “en línea” incluso después de haber muerto. La tecnología, dice, es capaz de desdibujar fronteras y desafiar categorías establecidas como “presencia y ausencia” o “vida y muerte”. 
 
En el curso de su investigación, Kiel ha identificado tres tipos de servicios a través de los cuales la vida digital puede continuar después de la muerte física. A los primeros los denomina “administrativos”; es decir, compañías que una persona puede contratar para administrar sus propiedades digitales después de “abandonar este mundo”. Estas se enfocan, por ejemplo, en eliminar las cuentas en redes sociales del fallecido o hacer llegar sus contraseñas a una persona designada. Algunos nombres en esta área son Knotify.me, AfterVault o Mymoriam. 
 
La segunda categoría en el estudio de Kiel es la de “conclusiones sociales y emocionales”. En esta rama se encuentran firmas que ayuda a sus usuarios a decir “adiós”. Se enfocan, dice Kiel, en que hay cosas que no queremos morir sin antes decir, como una “confesión final” o un simple “chao”. Los emprendimientos de esta sección ponen un límite corto (máximo un año) para que los mensajes sean entregados. Algunos ejemplos son IfIDie.org, AfterNote y DeadMansSwitch. 
 
En la categoría final se encuentra las alternativas que ofrecen una “presencia continua y activa” o “estar ahí, en línea, después de morir”. Según Kiel, estas alientan a sus usuarios a planear y construir una presencia online póstuma a largo plazo. En este segmento se encuentran proyectos que utilizan inteligencia artificial para crear avatares digitales de una persona. La propuesta de plataformas como Eterni.me o LifeNaut.com es que, en vida, un usuario puede empezar a "entrenar" a una versión digital de si mismo – un bot personalizado – grabándole anécdotas y recuerdos. Una vez que el usuario haya muerto, sus seres queridos pueden acceder al bot para interactuar, de cierta forma, con la persona fallecida. Ante una pregunta como “cuéntame una anécdota de tu infancia”, el bot podría contestar con una respuesta grabada por la persona real. 
 
En el último segmento de la clasificación de Kiel también se encuentran también propuestas como la de Safe Beyond. El empresario detrás de esta firma, Moran Zur, revela que tuvo la idea inicial del proyecto después de que su padre pereciera antes de poder asistir a su boda. La ausencia resultó “descorazonadora” para Zur, quien finalmente se decidió a comenzar su actual compañía cuando su esposa fue diagnosticada con cáncer cerebral. A pesar de que su compañera logró recuperarse, el miedo a perderla lo motivó a crear un sistema digital para conservar y enviar mensajes de una persona después de su muerte. Se trata de una “cápsula de tiempo” que permite a los usuarios permanecer conectados con las personas que aman incluso desde el más allá. 
 

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