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Una sola vacuna no será suficiente para terminar con el coronavirus

miércoles, 13 mayo 2020 - 03:37
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Anthony Fauci, epidemiólogo de la Casa Blanca (E.E.U.U), junto a otros científicos impulsan un programa que una a organismos públicos, empresas privadas y asociaciones filantrópicas de todo el mundo. Hasta la fecha se han registrado 4,5 millones de infectados en el mundo y cerca de 300 mil muertos a causa de el nuevo Coronavirus. Además de la gran crisis económica y social que se está desencadenando. Por lo que varios epidemiólogos concuerdan que para alcanzar un mayor grado de inmunidad será necesario varias vacunas. 
 
“La necesidad global de una vacuna y la enorme diversidad geográfica de la pandemia exigen más de un abordaje efectivo de una vacuna. Será esencial la colaboración entre empresas de biotecnología y farmacéuticas, muchas de las cuales ya presentan una variedad de abordajes de vacunas”, escribieron Faucci y sus colaboradores en un artículo para Science. Anthony Fauci, director del Instituto Nacional de Alergia y Enfermedades Infecciosas (NIAID), y Francis Collins, director del Instituto Nacional de Salud (NIH) fueron quienes desarrollaron esta propuesta.
 
El plan incluye a gobiernos, empresas y organizaciones filantrópicas. La propuesta fue creada por parte de un programa público-privado de intercambio llamado ‘Aceleremos las Intervenciones Terapéuticas y las Vacunas contra el COVID-19’, que en inglés forma el acrónimo ACTIV. 
 
 
El ACTIV tiene como objetivo acelerar el proceso en el desarrollo de una vacuna eficaz contra el SARS-CoV-2.  “Existe una necesidad [también] de fabricar y distribuir una cantidad segura y efectiva de vacunas para inmunizar a una cantidad extraordinariamente enorme de personas a fin de proteger a toda la comunidad mundial de la amenaza continua de morbilidad y mortalidad causada por el SARS-CoV-2”, agregaron los autores.
 
El artículo estima que la demora de una vacuna podría ser de un año más, es decir 18 meses en total desde el comienzo de la pandemia. Otros motivos destacados son el escaso conocimiento que se tiene sobre cuál sería una respuesta inmunitaria eficaz: se ignora, por ejemplo, la duración de los anticuerpos de las personas que superaron la enfermedad, o el papel que juegan un tipo particular de glóbulos blancos de defensa, los linfocitos T.
 
También es clave la cooperación para garantizar “un alto grado de seguridad”, ya que se intentaría vacunar a la población entera, porque “existe el riesgo teórico de que la vacunación pueda hacer que la subsiguiente infección por SARS-CoV-2 sea más grave”, advirtieron los científicos. 
 
La activación de este programa requiere que se garantice la transparencia, dada la necesidad global. Eso permitiría acelerar dos aspectos críticos: la concesión de licencias para las distintas vacunas y la definición de las poblaciones a las que servirán mejor como protección, considerando por ejemplo; la tolerancia de efectos secundarios.“Se necesitan esfuerzos globales, cooperación mundial y transparencia para maximizar la velocidad, la veracidad y la toma de decisiones que permitirán hacer llegar los avances científicos a toda la población sin pérdida de tiempo” establece el documento. 
 
El trabajo de Fauci, Collins y sus colegas analizó varias de las candidatas a vacunas más promisorias en la actualidad, entre ellas las que se centran en un novedoso enfoque genético y las que usan métodos tradicionales como el empleo de un fragmento del virus. 
 
Cada una tiene sus ventajas y sus problemas. En el caso de las que utilizan una plataforma genética, sea del virus (ARN) o de las personas (ADN), por ejemplo, comprobarían a la vez la eficacia de la inmunización específica contra el causante del COVID-19 como del método en general: serían las primeras vacunas genéticas. Pero tienen problemas de estabilidad y cadena de frío que no presentan las tradicionales, que a su vez vienen con otros inconvenientes, como la duración de la inmunidad y el tiempo de fabricación, pues requieren el cultivo de materiales vivos.

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