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Los problemas de la Universidad de las Artes. ¿Cerrará? Su rectora responde

jueves, 19 noviembre 2020 - 09:08
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En pleno centro administrativo de Guayaquil se ubica la Universidad de las Artes, uno de los cuatro proyectos “de la revolución del conocimiento” creados en el régimen de Rafael Correa.
 
El centro de estudios superior nació con la finalidad de brindar educación en artes, un área muy exclusiva en la región, pero que en Ecuador es gratuita y de libre acceso. Sin embargo, este proyecto enfrentó días muy inestables y de inseguridad por la falta de liquidez económica que, entre otras cosas, dejó impago a docentes por más de 50 días.
 
Los problemas económicos de la UArtes vienen desde antes de la emergencia sanitaria, en marzo de este año. Y dichos inconvenientes han arrastrado otras complicaciones externas que hicieron dudar de la continuidad del proyecto.
 
 
En exclusiva con Revista Vistazo, la rectora encargada de la UArtes, María Paulina Soto, explicó que el crecimiento de nuevos alumnos sumado al avance de los antiguos estudiantes generó necesidad de más recursos.
 
El crecimiento de la universidad, según explicó Ana Carrillo, representante de los docentes de la UArtes incluye adecuación de aulas, adquisición de equipos o licencias, y principalmente la contratación de más profesorado. Pero desde 2016 el gobierno no ha otorgado valores que respondan a esa nueva necesidad, según explicaron los voceros oficiales.
 
Por otra parte, la burocratización complicó la asignación de recursos. Toda entidad pública divide su presupuesto en gastos corrientes y gastos de inversión. En el primero se incluyen los valores fijos a pagar, entre esos, los sueldos.
 
Sin embargo, esa partida presupuestaria como política de Estado, debía ser reducida por los problemas económicos que enfrenta el país. Fue entonces que se vio como alternativa poner en la partida de inversión el pago a nuevos docentes.
 
El remedio terminó siendo peor que la enfermedad
 
El recorte presupuestario a las universidades públicas, recurrentes desde 2018 hasta este año, sumando a la recomendación económica del FMI de reducir los valores de inversión a las entidades estatales, hizo inviable el pago a docentes. 
 
Según cifras de la propia universidad, hasta el 6 de noviembre tuvieron impagos por dos meses a 79 maestros, por un mes a 70 y 31 funcionarios administrativos también tuvieron retraso por un mes.
 
 
Ante dicho escenario, la rectora Soto indicó que se suspendieron algunos proyectos, como la restauración de la excárcel municipal de Guayaquil, así como viajes, adquisiciones y contratos. 
 
Además, en septiembre, 12 directivos del nivel jerárquico superior junto al personal docente y administrativo aplicaron una rebaja salarial. “La mayor adhesión voluntaria la recibimos de los administrativos, no han existido despidos”, afirmó Soto.
 
Vistazo pudo confirmar que esta semana recién se han realizado cancelación de sueldos a unos maestros, otros quedan pendientes, principalmente aquellos que firmaron su rebaja salarial. Carillo explica que no mantienen problemas con los directivos, pero que la falta de claridad en la información generó la preocupación entre ellos. 
 
“No nos daban fecha ni respuestas, solo decían que el problema era del Ministerio. Después de 70 días nos dijeron que no se iba a cerrar la universidad. Hubo una falta de claridad en la decisión política”, indicó Carrillo.
 
Cadena de afectaciones
 
A pesar de que los docentes estuvieron impagos, ellos continuaron impartiendo sus clases, que tuvieron que ser adaptadas a la virtualidad. Carrillo revela que sus compañeros pasaron diversas calamidades al punto de no tener cómo pagar el servicio por internet. 
 
“Entre compañeros no sabíamos hasta cómo apoyarnos si todos estábamos en situaciones terribles. Algunos buscaban hasta “cachuelos” para mantener el Internet. Estábamos pagando para trabajar”, exclama.
 
Fue entonces que la planta docente, en conjunto a la comunidad estudiantil, decidieron exponer su reclamo en las redes sociales y crearon el Frente de Defensa de la Universidad de las Artes. 
 
“Los estudiantes nos empezamos a meter, porque están precarizando nuestra educación”, indica Doménica, estudiante de literatura de la UArtes, quien agrega: “Nosotros valoramos mucho al cuerpo docente. Sabemos que sin ellos no hay universidad. No tenemos nada que perder, tenemos todo el derecho a reclamar por nuestra educación con garantías”. 
 
Sofía, otra alumna de la universidad, rechaza que los maestros no sean reconocidos a pesar del esfuerzo que han realizado para adaptarse a la nueva modalidad educativa.
 
Horizonte claroscuro
 
A finales de abril de este año se removió a la Comisión Gestora, cuyo rector era Ramiro Noriega, exministro de Cultura. Esto ocasionó salida de ciertos maestros, según indican estudiantes. 
 
Ahora la UArtes se encuentra en el proceso de las primeras elecciones en su historia. Frente a la preocupación de un cierre de la universidad, la rectora Soto aclaró: “Hay una ley de creación de la UArtes que debe ser respetada. Al 31 de diciembre tendremos elegidas nuestras autoridades de manera democrática, con ello pasaremos al fondo de universidades públicas. Acá no hay corrupción, ni económica y política. La Universidad de las Artes es una realidad”.
 
 
No obstante, las preocupaciones se mantienen. Carrillo acotó que para el siguiente año, la UArtes recibirá el mismo presupuesto ejecutado, del que ya han quedado asignaciones sin pagarse desde 2019. Explica que la universidad ha perdido la licencia de ciertos software.
 
“Seguimos con las mismas limitaciones de marzo, cuando ya deberíamos haber optimizado los problemas”, lamenta. 
 
Las autoridades aseguran mantener un plan prospectivo de largo plazo que permitirá un aumento paulatino de recursos autogestionados, como programas de maestrías y doctorados, o mediante la recuperación de espacios patrimoniales que permitirán generar alquiler y rentas.
 
“Cada dólar invertido en esta universidad se retorna al país porque nuestros estudiantes no desertan, tenemos una tasa de retención por arriba del 85% y de titulación del 99%”.
 
Hasta tanto, las autoridades aspiran llegar a diciembre sin deudas con los trabajadores y docentes. Por su paso, los maestros ya visualizan las complicaciones que implicará regresar a su trastornada realidad.

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