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Un femicidio que se resolvió casi 50 años después: la historia de Carla Walker

viernes, 25 septiembre 2020 - 06:41
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Carla Walker estuvo durante días eligiendo el vestido e imaginando el peinado que usaría la noche del 17 de febrero de 1974.
 
Era el festejo por San Valentín de su colegio y quería impresionar a su novio en esa velada que debería ser especial, única. Juntos fueron al baile en Western Hills High School, en Forth Worth, Texas, donde vivían ambos.
 
Pero algo aterrador ocurrió: cuando ambos se encontraban en el automóvil, ella fue sacada a la fuerza y de forma violenta por un extraño. Nunca más volvería a ser vista con vida.
 
Las fuerzas policiales locales buscaron desesperadas por todo el condado y por parte del estado dónde podría estar Carla, de 17 años.
 
Hasta que dos días después fue hallada. Su cuerpo sin vida, ultrajado, había sido abandonado debajo de una carretera, cerca de Benbrook Lake. Presentaba signos de violencia extrema y violación. El femicidio conmovió a la opinión pública y las investigaciones comenzaron a ir en todas las direcciones. Pero sin resultados.
 
Carla y su novio, Rodney McCoy, fueron sorprendidos por un sujeto mientras estaban aparcados en el interior de su automóvil. Habían ido a charlar luego de la fiesta a un lugar de entretenimientos cercanos, al Ridglea Bowling Alley.
 
El hombre abrió abruptamente la puerta donde estaba la víctima y apuntando a ambos con su revólver y los amenazó: “¡Voy a matarlos!”. Luego, golpeó al joven que acompañaba a Walker hasta desmayarlo. Se fue con ella y desapareció por completo.
 
McCoy declaró luego ante la policía lo poco que había logrado ver en la cerrada noche. Quien secuestró a su novia era un hombre de complexión fuerte, pelo castaño de corte militar, que llevaba en su cabeza un sombrero de cowboy y a quien había visto conducir un Camaro, declaró.
 
 
Esa descripción más una revista de armas encontrada en el automóvil secuestrado condujo a un sospechoso: Glen Samuel McCurley.
 
El hombre fue interrogado el siguiente 3 de abril, pero juró que no poseía el revólver que se le atribuía y que le había sido robado cuando salió de pesca tiempo atrás. McCurley tenía antecedentes por robo de vehículos, pero no consiguieron pruebas para vincularlo con este hecho.
 
Los detectives Leah Wagner y Jay Bennett pudieron cotejar las pruebas de ADN que habían colectado del cuerpo de Carla. Lo hicieron en GEDmatch, la misma base de datos que provocó la caída de un célebre asesino serial de los 70: The Golden State Killer. 
 
Las pruebas, ahora, eran concluyentes contra McCurley quien tiene 77 años y fue detenido el pasado lunes.
 
Las muestras de ADN que tenían los investigadores fueron cotejadas en ese banco genético que llevó hasta familiares cercanos al sospechoso. Con esas pruebas, consiguieron más evidencias: en julio de 2020 recogieron ejemplos en la basura de McCurley que servirían para comparar las secuencias genéticas de lo recolectado en la escena del crimen en 1974 con las del presente.
 
Días después, los detectives fueron a la propiedad de McCurley en Tarrant County para hablar con él y su esposa. El sospechoso, sobre quien las pruebas ya eran contundentes, volvió a negar todo: respondió que no había secuestrado o matado a nadie y que no conocía a ninguna adolescente con aquel nombre.

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