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¿Cuál es el secreto de Islandia? El primer país en librarse del coronavirus

miércoles, 24 marzo 2021 - 01:18
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Islandia, una isla ubicada en el Atlántico norte, tiene una población de menos de medio millón de personas, la suficiente como para llenar el Coliseo Romano cinco veces, a su capacidad total.

Actualmente, mientras el resto del mundo lucha una feroz batalla contra la Covid-19, esta pequeña nación cuenta con la suerte de convertirse en el primer país de Europa en librarse virtualmente de la Covid-19; y los islandeses están orgullosos de este logro.

Salidas nocturnas, restaurantes sin restricciones, conciertos y todos los eventos sociales que el planeta anhela, están de vuelta ahí. La gente acude a karaokes, se abrazan, se besan y con ello miles de gotitas de saliva vuelan por el aire.

Pero eso no parece importarles, porque hasta este miércoles 24 de marzo, solo hay 20 casos confirmados de coronavirus y solo una persona está siendo tratada en el hospital. Además, desde el inicio de la pandemia, esta isla ha tenido un total de 29 muertes por el virus.

"Me he estado preparando para esta pandemia durante 15 años", dijo Thorolfur Gudnason, el epidemiólogo jefe de Islandia, cuando la BBC le preguntó exactamente cómo lo había manejado.

Gudnason estuvo a cargo de sobrellevar la pandemia en Islandia desde el inicio, en febrero del año pasado. ¿Qué fue lo que hizo para obtener cifras tan bajas, incluso para un país con poca gente?

"Decidimos de inmediato lo que haríamos: realizar pruebas, rastrear contactos y aislar a todos los diagnosticados. Hicimos esto de manera agresiva, desde el primer día", indicó.

Islandia no esperó. Desde el primer caso, estuvo en funcionamiento el equipo de rastreo de contactos, mismo que estaba integrado por detectives de profesión.

Las personas contagiadas se enviarían a un lugar específico para que puedan mantener un aislamiento adecuado. Gylfi Thor Thorsteinsson trabajaba en el área de marketing hasta marzo del 2020, cuando abrió el hotel que recibiría a los diagnosticados con Covid-19.

"En mi primer día, la mayoría del personal del hotel simplemente se fue, se negaron a participar", comentó. Poco a poco los trabajadores regresaron, contemplando un riesgo bajo; y durante el último año han atendido a más pacientes que todos los hospitales de Islandia juntos.

"Ha sido un viaje, sin saber nunca lo que traerá el día", expresó Thorsteinsson.

En 2020 Islandia logró controlar su primera ola de coronavirus rápidamente y para mayo la gente ya había empezado a declarar al país libre de este virus.

Sin embargo, la Covid-19 volvió a fines de agosto empezó la segunda ola, mucho más agresiva. La tragedia se desencadenó después de que dos turistas rompieron las reglas de su aislamiento y dieron positivo en los exámenes.

"Honestamente pensamos que habíamos ganado. Pero luego recibí la llamada: estaba de regreso. En media hora, había abierto de nuevo y la gente seguía viniendo y viniendo. Y todavía lo hacen", señaló Thorsteinsson.

El virus esta vez no estaba en la población, sino que venía de afuera. Después de erradicarlo de entre los lugareños, Islandia erigió fronteras de acero: desde junio del año pasado todas las personas que llegaban han tenido que pasar por una cuarentena y cumplir con pruebas obligatorias en el aeropuerto.

A diferencia de otros países, que tardaron casi un año en llegar a esta conclusión, para Islandia, si la sociedad tenía alguna posibilidad de reabrirse, el virus debía ser contenido al entrar.

Thorsteinsson argumentó que la ventaja de este país fue que "han sido los científicos quienes han creado las reglas, no los políticos. Eso importa. Ellos saben de lo que están hablando, los políticos no".

La primera ministra, Katrin Jakobsdottir, indicó que pandemia y política son dos palabras que no van de la mano. Durante esta crisis, Islandia ha estado liderada por el profesor Gudnason y su equipo, sin que los políticos participen en las reuniones informativas diarias.

Jakobsdottir dijo que se impulsó la realización rigurosa de pruebas, para rastrear y aislar a los posibles contagiados, con la esperanza de evitar que el país sufriera bloqueos drásticos. En general, el país nórdico parece haberlo conseguido.

Sin embargo, admite que el desarrollo de la tecnología en este país fue de mucha ayuda también. La capital, Reikiavik, es el hogar de una de las principales empresas de genética humana del mundo, dirigida por Kari Stefansson.

Al inicio de la pandemia, Stefansson puso a disposición de los científicos sus laboratorios de última generación para rastrear la propagación. “Al principio, esto parecía la extinción de la humanidad, así que nos lanzamos con toda nuestra fuerza. Somos una pequeña comunidad. Todos sabían que podíamos hacer esto, así que estaba claro que teníamos que hacerlo" comentó el hombre.

Como el virus muta con cada cuarta transmisión, el 25% de las veces, los cinetíficos pueden averiguar quién se lo ha transmitido a quién. "¿Se lo transmitió Juan a Pedro o Pedro a Juan?", explicó Stefansson.

Islandia incluso había logrado evitar, durante meses, que la variante británica ingrese al país, gracias a la contención de los casos en la frontera. Luego el primer caso se filtró y contagió a otra persona. Según la BBC, esa persona había ido a trabajar a un hospital y, luego, a un concierto con otras 800 personas, en el que habían socializado en el bar durante el intermedio.

Todas fueron identificadas y contactadas en cuestión de horas, y en unos días se evaluó a más de 1.000 personas. En este proceso dos casos más fueron identificados y los infectados se trasladaron al hotel de aislamiento.

Mientras tanto, la misma variante ha causado caos en otras partes de Europa, al punto de que varios países están volviendo a implementar las medidas de cuarentena.

"Normalmente somos una nación bastante rebelde, pero prosperamos en una crisis", dijo Stefansson.

Los islandeses se han perfeccionado en el manejo de las crisis, pues viven en una isla volcánica con muchas erupciones, avalanchas y terremotos. La primera ministra incluso admitió que tenía los mismos equipos trabajando en los casos.
 

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