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También somos lo que callamos

lunes, 1 febrero 2021 - 01:26
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    POR ALEGRÍA CRESPO
     
    Cuando preparo la cena para mis hijos en pijama y con  moño, cuando lloro, cuando no puedo dormir, pienso:  nadie conoce esto de mí, o realmente muy poca gente.  No nos dejemos obnubilar por lo que vemos en redes. Cada  persona es un universo, tiene una batalla propia, sus problemas, dolores, miedos e inseguridades.
     
    La pantalla opaca la realidad, los filtros borran las arrugas.  Escuchaba con atención a Santiago Bilinkis (Argentina, 1970.  Emprendedor y tecnólogo) en un TED Talk titulado “Cómo
    nos manipulan las redes sociales” y es impresionante lo adictos que somos al celular. Lo desbloqueamos 150 veces, cada  seis minutos. Vemos fotos de los demás y pensamos que somos los únicos que no se están divirtiendo tanto o que no tenemos tantos amigos o que no somos tan guapos. Los algoritmos buscan hackear nuestra atención (y lo hacen con nuestra  información) y no liberarnos, de esta manera se crea adicción  y las plataformas buscan generar réditos económicos. El cerebro humano percibe al celular como un órgano del cuerpo más  y cuando no lo tenemos cerca, sentimos que nos falta algo.
     
    Pensaba con certeza que la pandemia nos haría más tolerantes agradecidos y pausados. Tal vez a muchos les ha  transformado para bien, sin embargo, ha salido a la luz el  instinto primario y a la defensiva, cargado por dosis de depresión y ansiedad. Los demonios se han exacerbado. El teclado aguanta todo y detrás de un avatar la agresividad tiende a escalar. Tengo unos cuantos seguidores en mis redes y  así como se puede generar mucho bien, veo que en redes se  puede generar mucho daño. Varias veces me han criticado  por ser positiva, a lo que yo realmente hago oídos sordos y  pienso que, en este caso, el problema no es mío, es de quien  lo lee. Nos hemos acostumbrado al ataque, a la burla, a hacer de menos al otro y no por eso, está bien. Al contrario, es  una sociedad que pide a gritos elegancia, buen trato, respeto,  educación... Quien eres en redes también demuestra algo de  ti. La incomprensión lectora y la tergiversación del mensaje  hace que se generen reacciones sorprendentes y que causen  en el emisor frustración e impotencia, pues han cambiado lo  que quería decir a conveniencia del receptor.
     
    Sin embargo, en mi caso, los mensajes de aliento de personas que agradecen por darles una palmadita o por levantarles el ánimo, así como las conexiones virtuales generadas, hacen que valga la pena seguir aportando en redes. Me encanta la  autenticidad y no encuentro otra forma de presentarme en las  plataformas virtuales. Sin embargo, mis problemas personales  los cuento a mi psicólogo o a mi mamá, suficiente lío tiene este  mundo para más amargura expuesta. Ojalá en 2021 dejemos  de pasar tanto tiempo en redes y pasemos más tiempo con nosotros mismos. Que esta pandemia y 2020 nos dejen esa gran  lección. Que seamos mejores personas, es momento ya.

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