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Rodas, de regreso a la política

jueves, 26 enero 2017 - 04:47
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    ¿Por qué la detención del asesor Mauro Terán tuvo la fuerza de una motosierra en la Alcaldía capitalina? La metáfora es pertinente al ver cómo Alianza PAIS, desde todos sus flancos, aprovecha la crisis que rodea a Mauricio Rodas para hacer leña de él. 
     
    Mientras la asambleísta María José Carrión pide a la Fiscalía investigar al Alcalde, los ediles verde agüita relacionan al asesor, que está tras las rejas por defraudación tributaria, con el contrato del Metro. Y para que Rodas tenga todo el tiempo y la cabeza fría para desvirtuar semejante acusación, le sugieren que tome una licencia. Es decir, sacarlo temporalmente de la Alcaldía.
     
    Los vientos de fiscalización y baños de verdad ahora los invade. Un comportamiento que nada tiene que ver con el de hace tres años, cuando permitieron que el presidente Correa, en su desesperación por retener el poder en Quito, irrespetara la majestad del exalcalde Barrera y las reglas democráticas para montar una sabatina en pleno silencio electoral.
     
    Sin duda, alegarán que el atraco en Petroecuador nada tiene que ver con sus funciones y que por eso la lentitud del fiscal Chiriboga y los malabares que hizo Carrión para evitar que el vicepresidente Glas compareciera ante la Asamblea, no son de su incumbencia.
     
    El comportamiento de Alianza PAIS explica una sola cosa: Rodas perdió control político. El apoyo de los ciudadanos que llegaron a la Alcaldía, el jueves 19 de enero, no disipa por completo esa sensación de que el Alcalde carece de aliados fuertes. Por eso al Gobierno le resulta fácil vaciar, en su despacho, todo el escándalo de Odebrecht y con eso desentenderse de la gran purga que casa adentro debiera iniciar. 
     
    Ninguna estrategia política o comunicacional puede dejar de lado las explicaciones del Alcalde sobre la transparencia y la honorabilidad con la que se construye el Metro. Si el proyecto queda manchado, en lugar de ser el motor del futuro de la ciudad, puede terminar como un gran fardo difícil de llevar.
     
    Junto a esta responsabilidad, Rodas tiene otra, igual de sustancial: recuperar su liderazgo y conver- tirse en un Alcalde al que sí le importe la política. 
     
    El caso Terán y el fantasma de Odebrecht le demostraron que no es posible vivir de espaldas al debate urgente de lo público y menos en la capital de una República. En estos casi tres años de gestión, Rodas se alejó de los sectores que hicieron posible su triunfo. A las clases medias quiteñas no solo les interesa la obra pública.
     
    En su radar también están las libertades y la construcción de un proyecto político nuevo, de vanguardia, que signifique una verdadera alternativa al correísmo absorbente, pues lo que ocurrió desde mayo de 2014 fue una convivencia densa y simulada.
     
    Si Rodas se hubiera interesado por la política, las gestiones del asesor Terán resultaban innecesarias, y los políticos que ahora quieren tumbarlo no harían tanta gala de poder y venganza. 
     
    Es el momento de establecer un nuevo pacto con la ciudad. Rodas, como político, y los quiteños, como sociedad, no pueden permitir que la crisis que vive la Alcaldía tale de raíz la esperanza en toda la ciudad. 

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