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La casa de la Conaie

miércoles, 14 enero 2015 - 04:16
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    Sin quererlo, el Gobierno ha provocado una ola de simpatía y apoyo internacional para la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie).
     
    El argentino Adolfo Pérez Esquivel, premio Nobel de la Paz y el filósofo estadounidense Noam Chomsky se han sumado a la lista de intelectuales que piden al presidente Correa que revoque su decisión de quitarle a la organización el edificio de su sede en Quito.
     
    El Presidente ha reconocido que fue él quien pidió al Ministerio de Inclusión Económica y Social que se revierta el uso del edificio porque la Conaie le daba un uso “político”. Lo que quiere decir, realmente, que se usa para hacerle oposición. “Yo sé que fueron víctimas de grandes injusticias, pero ese tiempo ya pasó”, dijo el Presidente en una cadena sabatina, “basta de esa victimización”.
     
    Salvando las distancias, sería inaudito, racista y discriminatorio, que un líder exhorte a la población afroamericana en Estados Unidos, por ejemplo, a dejar de lado las políticas de acción afirmativa, que equiparan los derechos de las minorías, porque el tiempo de la esclavitud “ya pasó”.
     
    “Yo no puedo reducir 500 años de explotación, de injusticia en apenas seis años”, decía en 2013 el Presidente en un intento por recuperar el apoyo indígena. Entonces, tenía razón. Los rezagos de la explotación colonial no han pasado, son una realidad en la que aún nacen y viven las minorías indígenas en el Ecuador. Fomentar su derecho a pronunciarse y a participar en el debate político es imprescindible en una sociedad que se dice “multicultural y multiétnica”, y para eso es necesario permitir que la Conaie continúe en el edificio que durante 24 años ha sido su casa. 

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