¿Militares peruanos en la frontera ecuatoriana para disipar a ciudadanos venezolanos?
Lejos de ser antología, es más una obra del realismo mágico, el mundo al revés. En medio de una pandemia que llega al planeta cada 100 años, los ciudadanos del país más rico en recursos naturales de toda la región, han recibido como ayuda internacional efectiva, hermosos discursos sin saliva por parte de casi toda región, un te amo que el viento se lo ha sabido llevar más temprano que tarde.
Ahora estas personas que huyen del régimen sanguinario de Maduro y sus séquitos, con poco más de lo que llevan puestos, deben dejar de lado la xenofobia que saben les espera cruzando la frontera, están consientes además de las crisis sociales y económicas que azotan a sus supuestos países hermanos de acogida insisto ¡en la mitad de una pandemia global! Solo para encontrarse ahora con la novedad que serán recibidos por un desfile militar…
Lo digo en serio: ¿Quién puede no estar claro que jamás se disparará un tanque de guerra en contra de civiles que huyen de la peor crisis migratoria desde la segunda guerra mundial? Pues resulta que al gobierno interino del Perú le pareció una buena idea enviar militares armados en tanques y blindados, a la frontera con el Ecuador, el país con el que tuvo que firmar un acuerdo de paz luego de afrontar dos conflictos bélicos, esta vez supuestamente para contener a ciudadanos de un tercer país, que desesperados buscan salir de una opresión aún mayor.
Una nueva paupérrima muestra de dar circo a un pueblo que ya no tiene pan, una muestra de cómo quienes nos gobiernan no entienden lo que es ser un estadista, que prefieren un aplauso pasajero de sectores que afectados se unen para culpar de todos los males al foráneo, dejando de lado las mínimas iniciativas de ayuda humanitaria que han nacido de nuestros venidos a menos procesos de integración, todos brillando por su ausencia: ¿Dónde están OEA, CAN, ALADI, CELALC? Organismos que están copados por funcionarios con altísimos salarios, con privilegios e inmunidades diplomáticas pero que brillan por su ausencia al momento de tener que alzar su voz ante un hecho como este.
Europa, el viejo continente con todas sus falencias ha logrado a través de los procesos de integración pulir y seguir consolidando su unidad para no dejar más que la violencia y la guerra vuelvan a primar en esa región. En Latinoamérica por el contrario, seguimos estando más preocupados por apagar el incendio interno inmediato, en lugar de terminar de entender que estamos todos en el mismo barco y que si queremos salir a flote, lo tendremos que hacer juntos.
