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Más importante que nunca

jueves, 21 noviembre 2019 - 03:01
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    Octubre violento. Durante las manifestaciones lideradas por el movimiento indígena, Fundamedios, organización que vigila el trato a los medios y periodistas, registró 138 agresiones. En la entrega de los premios al periodismo Jorge Mantilla, concurso organizado por la Universidad de las Américas, UDLA, se hizo un reconocimiento en nombre de esas 138 agresiones, a Freddy Paredes, reportero de Teleamazonas, impactado en la cabeza por una piedra y golpeado por varios simpatizantes de la causa indígena. Su agresor sostuvo después “que lo hizo porque tuvo coraje”. Coraje motivado, sin lugar a dudas, por el maltrato que sufrieron los periodistas en el Ágora de la Casa de la Cultura por parte de los dirigentes indígenas.
     
    En su discurso de agradecimiento, Paredes reflexionó sobre el trágico momento. “Viendo después las imágenes, pensé que pude haber muerto. En las coberturas periodísticas siempre estuvimos junto a los manifestantes para observar que las fuerzas del orden no se excedan. Ahora los manifestantes son quienes nos agreden”. El periodismo siempre ha sido incómodo para quienes detentan poder porque quisieran mantener los secretos en la oscuridad y la prensa es un faro que los alumbra. Por esta razón, en las protestas, los periodistas se convirtieron en el elemento no deseado. Los manifestantes querían impedir que se registren sus desmanes y algunos policías sus excesos.
     
    El oficio del periodista se ha vuelto más complejo aun en esta hora por el gran desarrollo de la tecnología, pero también más necesario que nunca. Hoy los mensajes se difunden al instante y pueden llegar a nivel global. Cualquier individuo puede registrar los hechos y también fabricarlos y hacerlos pasar como verdades. En las protestas se difundieron más de 200.000 noticias falsas, algunas provenientes de lugares tan ajenos a nuestra realidad como Rusia e Irán. En este contexto de mentiras, el periodismo tiene que cumplir con su razón de ser: encontrar la verdad. Se llega a la verdad con pensamiento crítico, empatía, ética, conocimiento de los temas, memoria histórica, múltiples fuentes. Esta formación diferencia al periodista de los demás difusores de mensajes. El periodismo es importante para mantener las libertades garantizadas por los derechos humanos e impide que “la democracia muera en la oscuridad”, como sostiene el lema del periódico Washington Post. 

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