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Machismo y violencia

viernes, 7 junio 2019 - 02:39
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    Para dejar una relación abusiva se necesita coraje y  también una oportunidad  para ser económicamente independiente. Hace siete meses, Evelin Bodero, 26 años, tuvo  esa valentía y consiguió un trabajo.  Dejó a su pareja y se llevó a sus dos  hijos, un niño y una niña, de nueve  y dos años respectivamente. Luego  de capacitarse como orientadora en  la defensa de los derechos femeninos, fue contratada por el CEPAM,  organización dedicada a ayudar a  mujeres maltratadas. Se inició como  consejera de otras mujeres que  como ella habían sido víctimas de  relaciones violentas, en un sector  populoso suburbano de Guayaquil.
     
    Paradójicamente pese a conocer sus derechos y ayudar a otras,  Evelin no pudo salvarse de su agresor. Había recibido amenazas telefónicas contra su vida por parte  de este. Hizo lo que debía: inició  el trámite para pedir una boleta de  auxilio. El trámite fue más lento  que la acción de su victimario. El  lunes 27, después de dejar a su hijo  mayor en la escuela, encontró a su  expareja en su casa, quien con un  cuchillo de cocina, la asesinó de lante de su hija de dos años y una  sobrina pequeña.
     
    El de Evelin es el femicidio número 36 en 2019. Desde 2014 hubo  600 femicidios, es decir uno cada  tres días. ¡Para causar escalofrío!  Nada ha cambiado desde las masivas protestas ocurridas a principios  de año tras la muerte de una joven  en Ibarra, asesinada por su pareja,  un migrante venezolano, ante la  mirada atónita de policías y transeúntes y de otro caso como fue la  violación brutal que sufriera una  mujer en Quito, por parte de cuatro  individuos, que lo destrozaron con  un bate. El caso de Evelin confirma  que de nada sirve conocer los derechos, ni acudir a los organismos del  Estado por ayuda, porque ésta no se  da. Las mujeres maltratadas simplemente no pueden esconderse de la  saña de sus agresores. Ecuador tiene  un gravísimo problema de acoso y  maltrato a la mujer.
     
    En 2018, la Fiscalía registró casi  70 mil denuncias por violencia familiar. Estas denuncias superan de  lejos a otro tipo de delitos como robo,  asaltos, narcotráfico, asesinatos y  delitos de cuello blanco. Seis de cada  10 mujeres han padecido violencia  de género, una de cada dos violencia  psicológica y una de cada cuatro violencia  sexual. Ecuador tiene el segundo número más alto de embarazos  adolescentes en América Latina, la  mayoría de estos casos corresponden a abusos de familiares cercanos  y todavía se discute en la Asamblea  la opción de un aborto en caso de  violación. El abuso de género no solo  que es inmoral y tiene consecuencias  devastadoras para la vida familiar,  niños que quedan huérfanos en el  caso de femicidio, niñas madres que  trastocan su vida, hijos que crecen  en entornos de angustia, sino que  también es un peso económico en el  desarrollo del país.
     
    Un estudio hecho en Bolivia el  año pasado logró cuantificar las pérdidas para el PIB del país por esta  causa: 2.4 mil millones de dólares al  año. El estudio midió el ausentismo  laboral y la baja productividad por  el presentismo (estar pero no con  todos los sentidos) por causa de la  violencia familiar, el acoso sexual  en el hogar y en el trabajo. Expertos  de CARE en Ecuador concluyeron  que por violencia de género se pierden 4.6 mil millones de dólares al  año. Para solventar parte de la crisis  financiera, Ecuador recibirá un préstamo del Fondo Monetario Internacional por 4.2 millones de dólares.  ¡Sobran los comentarios!

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