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La Universidad -online-

lunes, 22 marzo 2021 - 06:29
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    Estamos próximos en la Universidad en la que me honro ser docente a iniciar un nuevo semestre, estoy próximo a cumplir 10 años de docencia universitaria, ¡no se a que momento!  Les confieso pocas cosas me han gustado más que estar dentro de un campus universitario, el compartir activamente con personas de todas las edades, de todos los credos, de todos los lugares del país que junto con los estudiantes internacionales, mágicamente lograban como espléndido y perfecto resultado, se conjugue y forme una verdadera fiesta permanente del pensamiento en donde conviven y se nutren la más amplia multiplicidad de ideas, modas y hasta taras, todas sin el menor temor en exteriorizarlas gracias al manto de respeto y libertad de pensamiento que cobijan los principios fundacionales y la ideología libertaria que por naturaleza tiene la Universidad, hombres y mujeres llenos de energía que simplemente se sentía se atrasan a salir a comerse al mundo.

    A la Universidad va el que quiere y está dispuesto aprender, el que quiere crecer como persona y por ende está dispuesto a superarse a sí mismo. Por eso sin duda era mi lugar predilecto para tomarme un café en cualquier parte del campus y trabajar con el gusto y la inspiración de simplemente ver el mundo pasar a mi alrededor, una sensación parecida a la que sentía cuando todavía se podía viajar.

    Pero claro, el tono de este texto pasa a ser escrito con nostalgia y en pasado, porque se cumple también un año en donde toda esta parte mágica se esfumó, la computadora, zoom y teams pasaron a ser las nuevas aulas, y si bien hay que agradecer a la tecnología porque permitió que podamos seguir interactuando y aprendiendo de forma virtual, (esto simplemente hubiese sido impensable tan solo un par de décadas atrás), me queda claro el reto que representa para la universidad y los docentes el tener que reinventarnos para estar a la altura de las nuevas circunstancias, algo que les confieso me ha costado, al punto de reconocer que estoy atrasado en la entrega del material del curso porque ahora (como está muy bien) toda la clase debe estar previamente subida al sistema para que conmigo el docente los estudiantes solo tengan absolución de consultas el día que nos “veamos”.

    Me doy cuenta que he estado luchando insensatamente conmigo mismo, porque me quitaron lo fabuloso de caminar por el aula dando una clase al tiempo de poder ser interrumpido con una pregunta y así fluir con la retroalimentación constante que ha sido desde siempre, mi guía y termómetro para saber si estaba logrando transmitir los conceptos de forma clara.      

    Finalmente, como todo buen darwinismo ¡a reinventarse! a seguir adelante y disfrutar también del reto de un nuevo semestre online; eso sí, permítanme por favor seguir con el romanticismo de esperar con ansias el poder volver a pisar el tan querido campus de la Universidad, tomarme un café y disfrutar del sentir como pasa el mundo a mi alrededor.

     

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