Richard Carapaz, campeón del Giro de Italia, los futbolistas de la Mini-tri terceros en el mundo, Glenda Morejón y Alex Quiñonez, clasificados a las próximas Olimpiadas, entre otros, son nuestros son los héroes que nuestro país necesita, en esta época de hartazgo con la corrupción y la vanidad de quienes nos han gobernado.
Ellos sin recursos económicos para entrenar, aprender y competir han conseguido metas que parecían imposibles. Desde era de las cavernas, en que los aborígenes se reunían junto al fuego para contar historias de valor, las sociedades han necesitado de héroes. La palabra héroe proviene del griego y nadie encarna mejor el heroísmo que Ulises, el valiente capitán de la Odisea que durante una década lucha con monstruos mitológicos para llevar a casa a sus hombres.
Más allá de su valentía, Ulises encarna los valores que la sociedad griega aspiraba para su ciudadano. Nuestros deportistas también destellan las cualidades que necesitamos para lograr un mejor país: honestidad, respeto, resiliencia, generosidad, creatividad, coraje, paciencia, pero sobre todo constancia y trabajo.
Sin honestidad ellos hubiesen recurrido al dopaje para triunfar. Sin respeto habrían maltratado su cuerpo y su espíritu. Sin resiliencia, no se hubiesen levantado después de haber cometido errores, como lo hicieron Carapaz y Quiñonez.
Sin generosidad no habrían vencido su egoísmo para trabajar para el equipo y el país como observamos en los jóvenes de la Mini-Tri. Si ellos no contaban con creatividad, no habrían entrenado en bicicletas sin ruedas como Carapz o corrido descalzos como Quiñonez o con zapatos rotos como Glenda Morejón.
Todos ellos han exhibido coraje para continuar en la lucha, cuando se les cerraron muchas puertas y solo les alentaba la fe en su sueño. Por último, han mostrado gran paciencia para comprender que nada se lograr rápidamente, que es imperativo ser constantes y trabajar para superarse a sí mismos.
Los héroes son hombres comunes que se auto transforman en seres excepcionales, a veces en una acción de momento en que sin pensarlo arriesgan la vida por otros, en otros instantes cuando dedican toda una vida a una causa noble y moral.
Su ejemplo es una llama que calienta nuestro corazón, que nos obliga a pensar y nos motiva a querer vencernos y ser como ellos. Las sociedades sin héroes o con héroes falsos, como suelen resultar muchos líderes, son sociedades vacías y sin norte. Nuestros deportistas son la inspiración que tanto anhelamos para progresar.