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Extender el área protegida de Galápagos

lunes, 19 octubre 2020 - 11:07
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    EDITORIAL
     
    Una flota china de 300 embarcaciones pescó ininterrumpidamente durante  73.000 horas en los mares que colindan con la zona protegida de las islas Galápagos. Varias organizaciones  no gubernamentales, Global Fishing  Watch, Oceana y Skywatch, usando un aparato diseñado por Google, pudieron contabilizar las horas  de acción de la flota. En las bodegas  de muchos de esos barcos se procesaron miles de toneladas de calamar  y otros peces. Ante esta flota depredadora, Ecuador ha sido impotente.  Una deuda de seis mil millones de  dólares, iniciada durante el gobierno  de Rafael Correa y continuada por el  de Lenín Moreno, tiene al país con  la cabeza agachada, pero no puede  continuar viendo cómo la voracidad  arrasa con la riqueza marina que han  hecho de las islas Galápagos un santuario único en el mundo, pues ahí  están 20 por ciento de las especies  del mar del planeta.
     
    Según el índice IUU, que mide la  pesca de los Estados con flotas marinas, en 2019 China ocupó el primer  puesto como depredador. No existe costa fuera de su país que no haya sido sorprendida por la avidez de sus  flotas. No solo que arrasa con los peces, sino que además no tiene el menor interés en respetar a las especies  en peligro de extinción ni a sus trabajadores, que tienen condiciones de esclavitud en los barcos.
     
    Ecuador ha visto su embate en varios años. La pesca del calamar diezmará a las poblaciones de lobos marinos y otros peces de mayor tamaño.  También han depredado a los tiburones, entre ellos el tiburón martillo, cuya población ha sido reducida a apenas  10 por ciento, es decir está cercana a la  extinción. Un 70 por ciento de las aletas que se venden en el mayor centro  de distribución del mundo: el mercado  de Hong Kong, proviene de nuestras  islas. Las aletas se consideran un afrodisiaco, porque los emperadores las  usaban en la antigua China una vez al  año. Estudios científicos han revelado  que ni son afrodisiacas ni tienen valor nutricional, pero los chinos ricos quieren sentirse como los emperadores.
     
    Para enfrentar a la codicia marina de China es necesario extender  la zona protegida de Galápagos, que  hoy es de 133.000 kilómetros cuadrados. Para hacerlo es obligatorio un  concierto de las naciones, que al igual  que Ecuador, tienen paraísos de biodiversidad en el Pacífico, para crear  un corredor que vaya desde el archipiélago de Revillagigedo, en México,  hasta Juan Fernández, en Chile.
     
    La prohibición de la pesca industrial en esa zona permitirá que las especies que migran en dicho corredor  puedan regenerarse. Ecuador debería  unirse a esta iniciativa y ser un activo  participante para un acuerdo en Naciones Unidas. Hay que entender que  la conservación de la naturaleza no solo es un bien para las próximas generaciones, sino un buen negocio. Un estudio de la Universidad de Cambridge,  publicado recientemente, demuestra  que hay mayores ganancias en el largo  plazo,cuando se piensa en conservación de recursos naturales, que como  los de las Galápagos son únicos.

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