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Estar a la altura de la historia

jueves, 18 febrero 2021 - 04:46
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    Alea Iacta Est (la suerte está echada) fueron las míticas palabras de Julio César al entrar a reconquistar a Roma, famoso también por - ser y parecer- (videtur esse) en política ambas frases parecen estar hoy más presentes que nunca, más aún a la luz de la crisis de valores y necesidad de buenos liderazgos que tenemos.

    Bien se dice que en una campaña política un mes es un año y todo puede suceder, que mejor ejemplo que lo que estamos viviendo, en cuestión de una semana los ecuatorianos pasamos de creer que era inminente un nuevo estallido social, a ver a partidarios de Creo y de Pachacutik juntos bailando el juyayay a las afueras del CNE, un potente mensaje que demostró cómo un baile pudo empezar a destruir y desmitificar cualquier discurso de ricos contra pobres y nos hizo soñar a muchos que sí se puede pensar en una misma identidad como país. Pero vulgarmente …“2 Doritos después”, pudimos finalmente ver los colores de uno de los candidatos, que alejado de los filtros Tik-Tok y demás redes sociales, al regresar del feriado de Carnaval apareció más envalentonado y desatinado que nunca en una rueda de prensa que se permitió convocar, y así en cuestión de minutos en una sala llena de sus seguidores, regresó a fojas 0 y con mucho pesar nos dejó claro que para él no hay otro candidato, sino un rival a quien le acusó de tener un amo, de ser un delincuente, un ladrón, tramposo, títere y mentiroso, finalmente hasta satánico alcanzó a decirle a su contendor. Todo un verdadero estudiante pródigo para el MPD o el Bucaramato.  

    Reconozcamos que gran parte de la culpa la tiene nuevamente el CNE y la inoperancia manifiesta de sus consejeros que, en un momento de tanta crispación social, no pudieron aprobar un bendito informe a fin de dar inicio al recuento de votos y claro, este fue el caldo de cultivo perfecto para volver al discurso de fraude, del rico vs pobre, de la lucha, la resistencia y por supuesto la toma de las calles. Encima, en lugar de hacerle frente al momento histórico que vivimos, una de las consejeras tuvo la brillante idea de escoger a esta como la mejor oportunidad para tomarse unas muy inmerecidas vacaciones. Con este caos, imaginen la algarabía con la que se frotan las manos desde Bélgica.
     
    Pues bien, de lo único que estamos claros es que este candidato realizó un verdadero esfuerzo para dinamitar cualquier puente serio de diálogo y entendimiento civilizado (esfumado el anhelo que nos atrevimos a soñar muchos que solo queremos vivir en paz), y como hacerlo si en lugar de pensar en el país, solo pudo pensar en que nuevo epíteto utilizar para descalificar a su opositor; pero sobretodo se evidenció lo problemático de lo retorcido y profundo que fueron las ofensas proferidas, donde lo que sobresalió fue la clara muestra de nuestros problemas estructurales aún no resueltos como sociedad: “creen que pueden seguir siendo tutores de los indios, no somos idiotas”, “Quieren que nuestros indios, nuestros jóvenes no puedan pensar autónomamente”, “jamás nos rendiremos, somos la tercera línea” aunque luego como corolario dijo que si se hacía un verdadero recuento “hasta pasaríamos de primeros… el problema es la delincuencia organizada de los partidos de oposición”, por lo que “los responsables van a ser ustedes” sentenció al final, refiriéndose a todos los ecuatorianos que no piensen como él y sus partidarios.
     
    “El poder no cambia a las personas, solo revela quienes verdaderamente son”, sabias palabras del expresidente uruguayo José Mujica. Estar a la altura de la historia es un reto para cualquiera, no se diga para quien quiere aventurarse a comandar las riendas de todo un país, lamento por el candidato que pudo haber sido recordado como el primer estadista indígena que logró unir a los ecuatorianos, prefirió el facilismo de vestirse de bravucón solo para complacer a esos malos líderes que tienen secuestrado al movimiento indígena y seguir lucrando de su caos. Una oportunidad perdida, que la historia le sabrá reclamar.  

     

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