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Es necesario un congreso bicameral

lunes, 14 diciembre 2020 - 02:05
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    EDITORIAL
     
    Hasta 1972 Ecuador tenía un sistema Legislativo Bicameral, pero cuando se aprobó la Constitución de  1979, se eliminó la Cámara Alta  o Senado, porque los senadores  se elegían de manera indirecta:  eran nominados por diversos gremios sociales. Luego de 40 años  de congresos unicamerales, una  propuesta del Comité Actúa Ecuador, respaldada por 300 mil firmas, sugiere entre otros asuntos  regresar al Congreso Bicameral y  que esto se consulte en las elecciones de 2021.
     
    La Comisión de Enmiendas  de la Asamblea, encargada de dar  trámite a la propuesta, ha decidido no presentarla al Pleno, lo  cual viola la Ley, pero más importante impide el análisis sobre las  ventajas de un sistema bicameral. La primera es que las leyes  son producto de mayor deliberación. Hay dos órganos para consensuar acerca de su estructura.  El Senado es un filtro importante para descartar leyes defectuosas.  En estos 40 años, son numerosas  las leyes erradas, contradictorias  con otras leyes que han requerido  de reformas constantes. Uno de  los ejemplos recientes es el Código  Integral Penal que fue sancionado  y a la semana siguiente hubo que  mandar correcciones a los errores.
     
    Otro beneficio es que una segunda cámara puede tamizar de  manera más precisa el control del  Ejecutivo. Algunos parlamentos  han tenido como única meta impedir el buen funcionamiento del Ejecutivo. Al expresidente Borja, por  ejemplo, le destituían los ministros por las causas más insulsas. En  el otro extremo, ha habido asambleas sumisas al presidente donde  no existió el rol de fiscalización que  es inherente a los congresos, como  ocurrió durante los 10 años de la  administración de Rafael Correa.
     
    La causal por la cual se eliminó el Senado en las anteriores constituciones ha sido descartada: la elección indirecta. Ahora  los miembros de la Cámara Alta  se elegirán por votación popular y  provendrán de los partidos y movimientos políticos. Se exige una  mayor preparación para sus aspirantes, experticia en las materias a  legislar, lo cual garantiza que pueden ser un control para la ética de  la Cámara Baja, que no existe actualmente. Más de 60 asambleístas actuales tienen investigaciones penales, por pedir diezmos a  sus colaboradores, condicionar votos a cambio de cargos públicos en  hospitales. Además, también habría en total menos parlamentarios en las dos cámaras, que los de  la Asamblea, una imperiosa necesidad en estas épocas de limitaciones económicas. Cuatro miembros  de una comisión no pueden impedir que los ecuatorianos votemos  por una propuesta que tuvo el respaldo de 300 mil firmas.

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