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Transparencia en la entrega de vacunas

lunes, 1 febrero 2021 - 11:10
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    EDITORIAL
     
    Según la Organización Mundial de la Salud, gracias a la existencia de vacunas  para 20 enfermedades se salvan anualmente tres millones de vidas. En contraste, en  un año la pandemia del COVID-19 ha causado  más de dos millones de muertes. En un esfuerzo científico sin precedentes, están aprobadas  cinco vacunas y en proceso de aprobación 19.  Hay esperanza, pero también grandes obstáculos en el camino.
     
    Desafortunadamente, la demanda de vacunas supera con creces a la oferta. En EE.UU.,  la vacuna de Pfizer tiene retrasos en la entrega  porque está reconvirtiendo varias plantas para su producción. Esta alta demanda facilita la  preferencia de los países con mayores ingresos  para obtenerla primero. La distribución y aplicación de las vacunas es otro desafío. En Europa, muchas dosis de la vacuna de Pfizer que  necesita un proceso extremo de refrigeración  se perdieron por fallas logísticas. En este contexto, para Ecuador hay limitaciones adicionales: un gobierno de salida, con una precaria situación económica y en medio de una campaña  electoral, donde por ganar votos ciertos candidatos prometen lo que no pueden cumplir.
     
    No obstante, dentro de esas limitaciones el  gobierno sí puede y debe organizar la distribución de las vacunas con transparencia, eficacia y  honestidad. El plan de inmunización inicial parece bien trazado, con grupos prioritarios como  los médicos y los adultos en geriátricos. Debe  cumplirse de manera estricta, sin entregar vacunas para “personas especiales” que no están en  esos grupos. Si no hay privilegios habrá confianza. Luego no descansar hasta obtener vacunas  para la mitad de la población con lo cual, el país
    volvería a la normalidad, y finalmente la logística para el transporte y la distribución debe ser  impecable, que no se pierda o se roben vacunas.
     
    Por otro lado, resulta censurable que se engañe con las vacunas para obtener votos. Un  candidato presidencial ha asegurado que ya  tiene negociadas cuatro millones de vacunas
    del laboratorio AstraZeneca con el presidente  de Argentina. Es un engaño perverso. El presidente argentino no tiene injerencia en la producción de esas vacunas, que se manufacturarán por un acuerdo entre empresas privadas:  AstraZeneca y una empresa farmacéutica argentina. En cosas de vida o muerte, la política  debe quedar fuera. 

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