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Basta de abusos al IESS

viernes, 13 noviembre 2020 - 12:47
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    EDITORIAL
     
    El gobierno le debe al IESS  1.400 millones de dólares. Ha decidido pagarle en efectivo 230 millones y en  bonos de cinco, 10 y 15 años plazo lo restante. El gobierno ayuda así a su caja fiscal, pero complica al IESS, sin que ninguno de  los verdaderos dueños de la institución: los empresarios y los  trabajadores, tengan opción para  rechazar la propuesta. Es la historia de nunca acabar. El abuso  permanente de los gobiernos de  esta institución, cuyas finanzas a  largo plazo están en entredicho.  Los estudios actuariales sostienen que al ritmo actual, y si no  se toman las medidas adecuadas,  las pensiones jubilares y la prestación de los servicios de salud  pueden colapsar.
     
    El IESS tiene como presupuesto de operación prepandemia 8.516 millones de dólares. Para darnos cuenta de la magnitud  de ese presupuesto, hay que compararlo con el PIB de algunos países: es casi igual al de Haití y el 69  por ciento de Nicaragua. De ese  presupuesto, 1.985 millones van  al seguro de salud, un monstruo  donde lo último que existe es un  servicio adecuado: las citas médicas toman meses y los medicamentos se caducan en las bodegas,  cuando no se los roban las mafias  que los controlan, algunos de cuyos más prominentes miembros  hoy enfrentan juicios penales, incluyendo quienes fueron sus más  altas autoridades.
     
    El presupuesto de salud tan inflado es también el resultado de una  decisión torpe de la Asamblea Nacional, que definió que se den prestaciones de salud a familiares de los  afiliados, sin un cobro adicional por  las mismas. El otro monstruo es el  gasto administrativo: 350 millones de dólares que alimenta a casi  37.000 empleados (cifra de 2019).  En comparación, las seis mejores  gestoras de fondos de pensiones en  Chile juntas tiene 8.000 empleados.
     
    La función de la Seguridad Social es garantizar el ahorro de vida de sus afiliados para en la vejez tener una jubilación adecuada,  pagada a tiempo y sin la zozobra que a futuro se esfume por la
    irresponsabilidad de los políticos.  De ahí que el IESS necesita una  reforma profunda, para dejar de  ser la caja chica de los gobiernos  y la central de empleo de los partidarios de quien está en el poder.
    Debe ampliarse el número de sus  directores, con mayoría para los  trabajadores y los empresarios y  representantes estatales, con voz,  pero sin voto. Esos directores deben nominar a los administradores, a través de un concurso internacional, para que los recursos se  administren con pulcritud y eficiencia, como ocurre con grandes  fondos de dinero en otros países.
     
    Los actuales candidatos presidenciales deben presentar propuestas concretas a la reforma y  cumplirlas en sus primeros días  de su administración. Basta ya  del abuso de dinero que no le corresponden a ningún gobierno,  sino a sus afiliados. 

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