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Democracia para 'dummies' sudamericanos

jueves, 21 noviembre 2019 - 03:16
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    En América del Sur, todos  somos iguales ante la ley.  No importa si se predica  el Socialismo del Siglo XXI  o se insiste en que el liberalismo  económico es el mejor modelo para  reducir la pobreza y la desigualdad.
     
    Bajo esta primera regla es más  fácil hilar análisis constructivos,  para que sectores como la Conaie,  que gestaron el golpe de Estado  contra Jamil Mahuad, no rechacen 20 años después, con evidente  desparpajo, el retiro del respaldo  militar al presidente boliviano Evo  Morales. Tumbarse a un mandatario del eje bolivariano no es más antidemocrático que pedir al Ejército  ecuatoriano, con insultos chocantes y discriminatorios, desconocer  al presidente Lenín Moreno durante el paro de octubre.
     
    Para hablar de golpe de Estado  hay que tener honestidad intelectual, pues desconocer los resultados  del plebiscito de 2016 que prohibió  a Morales eternizarse en el poder,  validar su candidatura desde los recovecos del poder absoluto y hacerse  ganar mediante fraude electoral es  otra forma de destruir el Estado de derecho.  Da lo mismo si es un presidente indígena o el representante  de la más rancia oligarquía. ¿Queda  claro que la reelección indefinida es  la peor tara de una democracia?
     
    Resulta incoherente enaltecer la  movilización de la sociedad chilena  y hacernos los locos con los años  de protesta y represión que vive Venezuela. Y para que la reflexión sea  más sesuda, vale discutir con serenidad los resultados de 40 años de  neoliberalismo chileno frente a los  21 de socialismo venezolano.
     
    En democracia, los ciudadanos  tenemos derechos, pero también  responsabilidades. Por eso, los debates urgentes no se eluden, al estilo de Jaime Vargas, relativizando  declaraciones o expulsando asesores de menor nivel, cuando lo de  fondo es hablar con frontalidad,  transparencia y apertura sobre la  estrategia política que busca, con  toda legitimidad, el reencuentro  indígena con el correísmo.
     
    Cabe celebrar triunfos políticos  como la derogatoria de un decreto  presidencial, pero también enfrentar a la Justicia que imparte el Estado, por los excesos y la inusitada  violencia que se usaron para ese fin.  La interculturalidad es un principio demasiado importante como para  que se devalúe siendo el gran pretexto de la impunidad.
     
    Un presidente serio y responsable debe cumplir el plan de gobierno  por el que la gente votó. Divagar e  improvisar, sobre todo en economía, tiene consecuencias nefastas  en mercados, inversionistas, empresarios y familias. La suma de errores  del morenismo es apabullante.
     
    Si la sociedad se radicaliza, la  prensa debe tender hacia el equilibrio. El buen oficio no pasa por militar a favor de un determinado sector  social o político, sino por mirar de  forma crítica sus acuerdos, actuaciones y amenazas.
     
    Para tener una mejor democracia  hay que empezar por elegir buenos  candidatos. Está demostrado que  el ‘show’ que los vuelve famosos en  las tarimas sirve de poco cuando se  necesita gente preparada para ocupar una curul en la Asamblea. Así no  habrá que quejarse por los oportunistas que no sesionan durante los  paros o encaraman sus campañas  electorales sobre la base del bloqueo.  Bolivia, en este momento tan delicado, ha demostrado que del seno  legislativo puede emerger el más  rocambolesco interinazgo.

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