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Crónica de un retorno al estallido social

miércoles, 10 febrero 2021 - 10:44
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    Parece que el trazado de la cancha está armado, nadie cree en el CNE (ni en las instituciones ecuatorianas para el efecto) y han sido los propios candidatos a la presidencia de la República los primeros en transmitir este claro mensaje, sin desmerecer por supuesto que han sido los propios voceros del CNE los que se han encargado de ganarse -por mérito propio- la obtención de la medalla al desmérito por todos sus incontables tropiezos durante la organización de esta elección. Sin pruebas, el mismo día del escrutinio el candidato Yaku Pérez anunció que se forjaba un posible fraude mediante el contubernio entre Correa, Nebot y Lasso, por su parte este último tildó de “irresponsables” los actuares del organismo electoral al haber entregado los primeros resultados oficiales sin haber realizado el cómputo del monto de actas acordadas; Correa por su parte -fugado del país con sentencia condenatoria- también se ha permitido cuestionar a las autoridades advirtiendo que están “jugando con fuego”.

    En fin, hasta allí nada nuevo, políticos que se apresuran a no aceptar o cuestionar los resultados de una elección presidencial. El gravísimo problema por evidente antonomasia, radica en que a los ciudadanos de calle, no nos queda sino escoger a quien creerle y eso para una democracia puede ser mortal, vivimos una misma realidad pero lo vemos con prismas diferentes. Lo cierto es que por lo ajustado de la diferencia en la votación por saber quien será el candidato que pase a la segunda vuelta, todo puede suceder. Y claro, inmediatamente pienso en octubre de 2019, los muertos y la destrucción del patrimonio de todos, de nuestra imagen como país y de lo cerca que estuvimos los ecuatorianos de vivir un nuevo rompimiento de nuestra frágil democracia.

    Lo único que ha cambiado (para mal) a febrero de 2021, es que estamos todos en medio de una pandemia que llega al mundo cada 100 años, en una de las peores recesiones económicas de nuestra historia y con un gobierno de turno que sólo cuenta los días para terminar su mandato. Por supuesto esta fórmula logró como evidente corolario que la polarización social solo se incrementara.

    Espero estar muy equivocado, creo que la suerte ya está echada, Yaku Pérez hizo un desplante del ofrecimiento a un entendimiento por parte de Guillermo Lasso, quien por supuesto a la luz del comentario se retractó de sus palabras. Y pese a que estos dos contendores (como debería de ser por una mínima responsabilidad democrática, finalmente se sentarán a dialogar) no estoy tan seguro que los seguidores reciban el mensaje, particularmente ciertos malos líderes del sector indígena que ya demostraron lo destructivo e incendiarios que pueden ser si no se aceptan sus demandas.

    La encrucijada final está, en que si se desata nuevamente la violencia, será una crónica de muerte anunciada en la que perdemos todos y contrario a toda lógica, solo ayudará a catapultar nuevamente al poder, a quien se encuentra prófugo de la justicia en Bélgica.    
     

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