Por Víctor Cabezas
Hay por lo menos diez lecciones que acompañan estos tiempos difíciles y son tanto un llamado de atención como un grito de esperanza.
Uno: El confinamiento nos ha dejado tiempo para pensar. Hace mucho que el ritmo vertiginoso del trabajo, las deudas y las preocupaciones diarias nos habían quitado esa quietud.
Dos: En mi caso, mis reflexiones han estado junto a los que más padecen esta crisis.
Tres: Somos vulnerables. Los avances tecnológicos y la globalización nos han hecho sentirnos inmunes e invencibles. No lo somos. Un virus indescifrable y microscópico ha cerrado las puertas del mundo. Ahí tenemos un poderoso mensaje.
Cuatro: la democracia y la gobernanza salvan vidas. Un gobierno que transparenta la información y que está sujeto al control de las instituciones democrática facilita las acciones para frenar una crisis sanitaria. En cambio, las dictaduras esconden y, con ello, condenan.
Cinco: La incertidumbre hoy es la regla. No sabemos cuándo habrá un tratamiento o una vacuna, todo apunta a que tendremos que aprender a vivir con eso. Seis: La medicina, la educación de nuestros médicos y sus remuneraciones deben ser una prioridad de Estado siempre, no solo en tiempos de emergencia.
Seis: La riqueza no se crea por decreto ni en las mesas de los burócratas. El Estado debe redefinir su rol. No está para imponer cargas, sino para impulsar ideas, producción y riqueza. Debe ser aliado de la empresa, no su verdugo.
Siete: Nuestro sistema laboral no da más. So pretexto de proteger a quienes ya tienen un empleo, estamos condenando a los más débiles: quienes viven en la informalidad. Una reforma que equilibre flexibilidad, seguridad, realismo y derechos es urgente.
Ocho: Es tiempo de innovar. El MIT ya prevé que la denominada “economía confinada” representará una oportunidad enorme para ver crecer nuevos negocios. Siéntese a pensar cómo hacer la vida de un recluido más productiva, fácil, útil, divertida ¡Todo apunta a que en esta crisis podemos generar oportunidades!
Nueve: Los periodistas son fiscales ciudadanos. Están en la primera línea. Se la juegan todo por cada nota, por cada reportaje. Esa vocación entraña una lección: La libertad de expresión, la investigación, la búsqueda de la transparencia, las preguntas, las entrevistas también salvan vidas.
Diez: Por último, la pandemia ha sido algo así como un cable a tierra para recordar lo que Octavio Paz llamaba “el olvidado asombro de estar vivos”.
