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Costo invisible de la guerra comercial

jueves, 23 mayo 2019 - 12:33
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    El presidente Trump ha iniciado una guerra  comercial entre Estados Unidos y China  elevando aranceles a productos chinos  valorados en casi 500 mil millones de dólares.  Exultante, Trump ha augurado que el proteccionismo traerá de regreso a Norteamérica millones  de trabajos y de dólares. Sin embargo, Trump ha  subestimado el costo de su política que finalmente destruirá el bienestar en las familias norteamericanas. Expliquemos por qué.
     
    Toda economía de mercado se mueve por  incentivos. Las utilidades son el premio por producir más eficientemente y ajustarse a las necesidades de los consumidores. Por otro lado, las  pérdidas son el castigo de ignorar estos objetivos.  Entonces, una economía en donde el Estado  mantiene lejos a la competencia (encareciendo  el producto chino), reduce la fuerza de estos incentivos/castigos del mercado. Los productores  norteamericanos ya no tendrán la motivación de  ser tan eficientes ni atender mejor a los consumidores ya que, de cualquier forma, podrán vender  toda su producción.
     
    Esos productores tampoco tendrán urgencia  por innovar para mantenerse en el mercado. Innovar es un proceso riesgoso que puede generar en  costos elevados e incluso llevar a la quiebra al negocio. En un mercado cautivo por políticas proteccionistas, los beneficios de la innovación no siempre  son suficientes para compensar los riesgos.
     
    Entonces, el costo invisible del proteccionismo es la ineficiencia. Hasta ahora, las grandes  fortunas en Estados Unidos han sido el resultado  de la innovación para reducir costos de producción, aumentando la oferta y reduciendo precios.  Aplicaba el lema: “El que no arriesga, no gana”,  beneficiando en última instancia a los consumidores vía más y mejores productos a menor  precio. En cambio, el proteccionismo modifica los  incentivos. Las utilidades dejan de ser un premio  por la eficiencia. Las empresas ya no necesitan  arriesgar para ganar ni reducir permanentemente sus costos para permanecer en el mercado.
     
    ¿Quién pagará los aranceles más elevados  del esfuerzo proteccionista de Trump? No será  China, sino los ciudadanos norteamericanos  que ahora tendrán que destinar más recursos  para comprar bienes más caros. También serán  afectados el resto de productores que no están  en la lista de “ganadores”, ya que ahora tendrán  que competir por un menor saldo disponible en  la billetera del consumidor. Con precios más elevados en ciertos bienes, quedan menos recursos  para comprar el resto de productos. Esto implica  que habrá industrias que verán caer sus ventas en  favor de aquellas “protegidas” por el Estado.
     
    En una economía con libre competencia las  empresas tienen que arriesgar, innovar y servir  mejor al consumidor si quieren mantenerse en  el mercado. En una economía proteccionista,  aplica un nuevo lema: “El que no tiene padrino,  no gana”. Las empresas tienen que acercarse a  sus amigotes del gobierno para asegurarse que  constan en la lista de sectores “ganadores”. El  consumidor deja de ser la prioridad central de  los productores y desaparecen los incentivos que  llevan a la innovación y a precios más bajos. ¿Conviene realmente este tipo de política?

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