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¿Consenso para desdolarizar?

martes, 29 diciembre 2020 - 11:22
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    POR CARLOS ROJAS ARAUJO
     
    Ecuador necesitará mucho más  que la vacuna contra el coronavirus para tener un 2021 provechoso. La población se aferra a la  rapidez con la que la ciencia ha enfrentado la pandemia, anhelando que  el sistema de Salud Pública, esta vez,  no le falle el momento de distribuir  este milagro, pues de él depende que  la reconstrucción comience pronto.
     
    Es bueno que algo despierte esperanza colectiva, porque de ahí emergen los consensos que nos posibilitan  hacer frente al desastroso panorama económico que nos acompaña. El  analista Andrés Albuja Batallas habla  de un 2020 que cierra con una caída  en su PIB del 13 por ciento y del 20  por ciento en la recaudación de los  principales tributos. Hay menos ingresos petroleros y un 70 por ciento  de desempleo y subempleo. Ecuador  tiene una mayor pobreza multidimensional y deuda pública. 
     
    El problema es que detrás de una  buena gestión en la salud o en la economía está la política que hoy luce destruida, pese a que en pocas semanas se  renovarán las autoridades nacionales. 
     
    No es cuestión de reprochar a  16 o 17 políticos por querer llegar  a la Presidencia sin un mensaje de  desprendimiento o que en medio de  tanto ruido sea imposible sentar un  debate sobre las agendas que se necesitan. Peor aún, cuando el irrespeto se ha generalizado al punto de  que ni siquiera existen autoridades  electorales confiables, porque su papel de árbitros y jueces se ha confundido con el de lobistas de políticos  poderosos que quieren entrar en las  elecciones por la ventana. 
     
    Mientras el país se despista por  la desorganización de los próximos  comicios y hay apatía de votar por  miedo a contagiarse en los recintos  electorales, los candidatos han comenzado, sin darse cuenta, a tejer  un preocupante consenso sobre la  desdolarización.
     
    La demagogia es el principal  combustible. La renta básica universal, pagada con dinero electrónico,  no es su única amenaza. Yaku Pérez  y Ximena Peña defienden este concepto, sin tener claro cómo lo financiarán. Andrés Arauz ofrece salarios  de mil dólares a un millón de familias. Es decir mil millones de dólares  que saldrán del Estado en la tercera  semana de mayo.
     
    Hay candidatos opuestos a la explotación minera, cuyos recursos difícilmente serán reemplazados por  el turismo o una actividad agroindustrial que necesitan confianza e
    inversión privada. 
     
    Casi todos los candidatos han tomado distancia de la receta que el FMI y el gobierno de Moreno definieron para el programa económico. Es decir, vuelve la incertidumbre en un país
    donde los prefectos se paralizan por la  falta de recursos y los alcaldes demandan al Ejecutivo por la devolución del  IVA. Qué decir de la enorme presión fiscal para atender la salud y evitar que el  IESS se quede sin jubilaciones.
     
    Los candidatos que apuestan por la  dolarización tienen que decir con claridad que las chequeras ya no tienen  fondos y que las promesas de abundantes recursos hoy, pueden poner
    en riesgo la sostenibilidad del modelo  monetario, el 24 de mayo.
     
    Mientras el duro diagnóstico de  nuestra economía requiere planes de  avanzada, el debate electoral retrocede  20 años. No se trata de lanzar alegorías  a favor de la dolarización, sino de defenderla con descarnada sinceridad y un  programa económico claro.

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