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Peligroso déjà vu

martes, 10 mayo 2022 - 09:05
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    Hace algunas semanas sugerí que el Ecuador de estos días se parecía mucho al del período 2003-2005. Y hoy que ese paralelismo es más evidente, hay que tener cuidado en no repetir la historia.

    Algunos ejemplos. Pachakutik, en casi 30 años de militancia, tuvo dos momentos de gloria. Uno, el triunfo electoral con Lucio Gutiérrez que le permitía cogobernar desde Carondelet y el Congreso Nacional. Dos, el contundente apoyo popular de 2021 que lo ubicó como la segunda fuerza parlamentaria y dio paso para que el presidente Guillermo Lasso apostara por Guadalupe Llori para comandar la Asamblea.

    En ambos episodios Pachakutik ha fracasado. El relato de que Lucio los traicionó fue el pretexto para no hablar lo de fondo: la enorme dificultad que tiene la dirigencia indígena para operar dentro de los canales institucionales y administrar el Estado con una visión incluyente. En el Congreso se opusieron a Gutiérrez,desde el primer día de su gobierno hasta el final, cuando debilitados, por cierto, plegaron al febresborjismo y luego respaldaron la rebelión de los forajidos, semilla en la que germinó el correísmo.

    En esa historia hay un personaje central: Salvador Quishpe, quien hoy también es corresponsable del mal momento por el que Pachakutik atraviesa. Resultaría ofensivo decir que a Guadalupe Llori le quedó grande la presidencia dela Asamblea, si es que no miramos con atención el desastroso desempeño de todos sus compañeros.

    En estos 11 meses, muy pocas veces apoyaron a Lasso. Es más, lo arrinconaron. Evitaron mojarse el poncho y pensar que en una democracia y en la correcta administración del Estado, las consignas y los dogmas nunca dan resultados.

    Pachakutik persistió en su inaplicable decálogo de izquierda, para que naufraguen las propuestas de Carondelet. Y ahora que ese radicalismo ha puesto a Llori al borde de la destitución, Quishpe denuncia los intentos del correísmo para desestabilizar al país y que regrese la impunidad. ¿De quién es la culpa?

    Segundo actor, Guillermo Lasso. Su gobierno está tan solo en la Legislatura, como el de Gutiérrez hace 19 años. Por su inexperiencia política, ese mandatario se dio terribles bandazos. De poco le sirvió su buena gestión económica enfocada en el inicio del boom petrolero, porque políticamente se dejó utilizar y desechar por el PSC, la ID, los indígenas y el populismo. Cuando el entonces presidente Lucio Gutiérrez tranzó con Abdalá Bucaram y su agenda de impunidad, el pueblo de Quito se le vino encima.

    Lasso está hoy más enfocado en que su gobierno resuelva los problemas económicos de la gente y eso es positivo. Pero sin condumio político y sin una estrategia clara y firme para blindarse de los sectores que hoy también buscan impunidad, los tres años que tiene por delante pueden resultarle demoledores. Cuidado y el Presidente da otro paso en falso...

    Finalmente están el PSC y la ID, de ayer y hoy, junto a un correísmo deseoso porque su líder regrese sin tener que pasar por la cárcel. Ayer y hoy esa misma ‘partidocracia’ replica con sagacidad y cinismo la agenda del bloqueo y la desestabilización.

    Por eso no sería extraño que hoy, como hace 19 años, resurja la consigna del ‘Que se vayan todos’. Peligroso déjà vu.

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