<img src="https://certify.alexametrics.com/atrk.gif?account=fxUuj1aEsk00aa" style="display:none" height="1" width="1" alt="">

Involución

miércoles, 13 abril 2022 - 09:42
Facebook
Twitter
Whatsapp
Email

    El paso de los años, en lugar de convertirla en una mejor política, ha sacado a flote lo más criticable de su liderazgo. Quizás la alcaldesa de Guayaquil, Cynthia Viteri, tenga alta popularidad, al punto de que los estrategas expertos en repúblicas bananeras aseguran que se reelegirá porque su ‘storytelling’ pega en los sectores más populares sin importar que, en términos de transparencia y talante democrático, su involución sea pública y notoria.

    En una reciente columna de opinión en diario Expreso, Roberto Aguilar aseguró que la Alcaldesa está ‘on fire’ desde que mandó a invadir la pista del aeropuerto, a inicios de la pandemia, para que un vuelo de KLM, casi considerado como humanitario, no aterrizara con la parroquiana excusa deque no permitiría más contagios descontrolados. Sin embargo, ese no fue el primer desatino. Cabe retroceder un poco más y recordar que fue Viteri de las primeras políticas que el 3 de octubre de 2019 avivó la crispación social cuando, sin ningún argumento económico pensado con cabeza fría, acusó al entonces presidente Moreno de haber tomado una “medida cruel”, al eliminar el subsidio a los combustibles, porque “escondieron una serpiente en un canasto de manzanas”.

    Semejantes declaraciones dieron ala para que los transportistas radicalizaran su paralización, de la que luego vinieron los violentos saqueos en Guayaquil y se sumaran los indígenas en la Sierra, sin que Jaime Nebot, quien regresó de España aturdido por lo que ocurría, tuviera algún margen para que el PSC jugara por la banda de la sensatez.

    A Viteri no se le da bien eso de asumir como una estadista sus delicadas funciones. El bloqueo a la pista del aeropuerto quedó como un triste papelón cuando hoy se palpa con perplejidad el autoritarismo y la indelicadeza de una autoridad que en estos tres años no supo separar su vida personal de sus funciones públicas. Seguramente, esa mescolanza será el abono perfecto para la próxima campaña, pensada desde el rancio populismo, aunque con el fin de administrar el Guayaquil del futuro.

    Pero hasta que lleguen las elecciones habrá que evaluar la gestión de la Alcaldesa y lamentar que su mensaje por WhatsApp a diario Expreso no refleje las explicaciones de la principal administradora de la ciudad ante un hecho tan delicado como la compra millonaria de terrenos por parte de su exesposo, en una zona de alta plusvalía por la construcción del nuevo aeropuerto que ella tanto ha impulsado.

    Viteri prefirió hablar desde la incomodidad que le embarga el asunto familiar de su divorcio y que luego sus huestes rodearan ese medio en un amenazante gesto de opacidad ante una investigación que, sin duda, la ha descolocado. Tampoco hubo mesura ni profundidad en el posterior comunicado público donde la burgomaestra prefirió victimizarse.

    En el fondo está una ciudad empobrecida y aterrorizada por la inseguridad y las drogas, que no progresará únicamente por las bravatas de su Alcaldesa al Gobierno Central. Guayaquil merece un Concejo Municipal que responda al escrutinio público con humildad, autocrítica y apertura, porque lo peor que le puede ocurrir es que su imagen de honestidad quede sepultada bajo la sombra de la arrogancia algo que siempre será efímero y contraproducente.

    Más leídas
     
    Lo más reciente