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"Que les vaya bonito"

jueves, 15 julio 2021 - 12:37
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    En los últimos días hemos recibido dos duros golpes por arbitrajes internacionales que han ordenado al país pagar compensaciones a empresas internacionales por casi 500 millones de dólares. Ambos casos son el resultado de la confusión de nuestros caudillos entre soberanía y la arbitrariedad en el ejercicio del poder. Analicemos.

    Frente a una inminente bonanza petrolera, en 2006, Alfredo Palacio logró la aprobación de un impuesto del 50 por ciento a las ganancias extraordinarias, al poco tiempo Rafael Correa lo incrementó al 99 por ciento. Aseguró que su objetivo era “recuperar soberanía” energética. Con su acostumbrada prepotencia, amenazó a las compañías petroleras que si no les gustaba su decisión, “que les vaya bonito...”.

    Quince años más tarde, nos llega una cuenta de esta soberanía mal entendida: una indemnización a la petrolera Perenco por 448 millones de dólares. Los ministros involucrados, sueltos de huesos, trataron de defender lo actuado asegurando que fue “un buen negocio” para el país. Que los ingresos petroleros adicionales superaron las indemnizaciones que debemos pagar. Esta explicación solo demuestra la miopía de nuestros políticos, incapaces de ver más allá de un cortísimo plazo y de profundizar en el análisis de las consecuencias de sus actos.

    La realidad es que esta “rabieta soberana” produjo un daño mayor a esos 448 millones de dólares. Evidenció, una vez más, la decadencia moral de nuestra nación. Una sociedad en donde los caudillos de turno violan el Estado de derecho a su antojo, la justicia no es independiente y los derechos de los ciudadanos son respetados solo si es un “buen negocio” para el Estado.

    ¿Cuáles son las consecuencias del abuso de poder? Una persistente salida de capitales que buscan territorios en donde sí se respete la propiedad privada y la libertad individual; incapacidad de atraer capitales extranjeros para invertir; imagen como república bananera que no logramos enterrar... Es hora de dejar atrás el país de la arbitrariedad y de la ausencia de la ley. Exigimos el derecho a la repetición y que les cobren a los políticos irresponsables esos 500 millones de dólares que ahora quieren endosarnos a los ciudadanos. Pero sobre todo, para sentar un precedente y que no vengan nuevos populistas a cometer los mismos errores.

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