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Poder ilimitado

jueves, 17 diciembre 2015 - 07:59
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    La motivación para los votantes es su “billetera” apoyando a los candidatos que consideran mejorarán su economía, para los burócratas avanzar en su carrera y para los políticos la reelección.

    La decisión de la Asamblea de dar vía libre a la reelección indefinida abre nuevamente el debate sobre sus efectos en la democracia ecuatoriana. El expresidente venezolano Hugo Chávez, uno de los mayores defensores de la reelección indefinida, aseguraba que este mecanismo funcionaba exitosamente en Francia, Reino Unido y Alemania, aunque nunca se refirió a las limitaciones al poder ejecutivo en esos países.

    Los defensores de esta tesis le atribuyen varios beneficios. La posibilidad de extender la permanencia en el poder permitiría aplicar por más tiempo una política económica garantizando así su efectividad. Agregan que la reelección es un mecanismo para premiar o castigar a los políticos en el poder: si hacen bien su labor serán premiados con una reelección, caso contrario serán castigados con el “despido” al perder en las urnas.

    Pero no todos coinciden con estos argumentos. La teoría económica se ha encargado de derrumbar el mito de que quienes están en la esfera política siempre aspiran promover el bien común y que los burócratas son “servidores públicos” benevolentes que fielmente desempeñan la “voluntad del pueblo”.

    Basados en que los seres humanos tomamos decisiones racionales, los economistas encontraron que todas las personas están guiadas principalmente por su propio interés. El Nobel, James Buchanan, concluyó que la motivación de los políticos no es muy distinta de aquella de quienes trabajan en la construcción, o el mercado de vehículos por ejemplo. Entonces, la motivación para los votantes es su “billetera” apoyando a los candidatos que consideran mejorarán su posición económica, para los burócratas avanzar en su carrera y para los políticos la reelección.

    La mayoría de las decisiones políticas no las toman los ciudadanos directamente sino los políticos que fueron elegidos para representarlos. Como los políticos buscan la reelección, tienen motivos fuertes para responder a las demandas de pequeños grupos organizados de la sociedad que les pueden proveer del respaldo necesario para sus campañas políticas. Así se explica que un gobierno mantenga una política proteccionista para favorecer, por ejemplo, la producción de calzado, mientras que la mayoría de la población tiene que pagar mayores precios por los zapatos.

    Concluye la teoría económica, que cambiar la persona a cargo del gobierno no garantiza una mejoría en las políticas públicas. Elegir mejores personas, tampoco es suficiente. Como los seres humanos no son ángeles y cada uno busca sus propios objetivos, la única salida está en las reglas institucionales.

    Los problemas institucionales se solucionan con reformas institucionales. Un gobierno democrático incapaz de equilibrar su presupuesto requiere una limitante constitucional para evitar el despilfarro. Como la separación de funciones del Estado no evita un régimen autoritario, deberíamos prohibir la reelección ilimitada para restringir la acumulación de poder que siempre es contraria al interés colectivo. ¿Ya es tarde?

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