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¿Cómo reducir las tasas de interés?

lunes, 20 diciembre 2021 - 09:41
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    Pocos sesgos antimercado son más antiguos que el rechazo al cobro de intereses sobre el crédito. En la Edad Media llegó a ser considerado un pecado de usura, porque consideraba que cobrar por el lapso de uso del dinero prestado era comerciar con el tiempo, cuyo único propietario era Dios. Gradualmente esta visión fue desapareciendo, pero en la mente de muchas personas quedó el sesgo de pensar que el prestamista extrae dinero sin justificación a través de los intereses.

    Este sesgo llevó al gobierno de Rafael Correa a implementar un sistema de rígidos techos a tasas de interés pensando que así lograría que el financiamiento sea más barato. En la práctica, los techos a las tasas de interés solo provocaron exclusión financiera: préstamos por montos más grandes, pero a menos beneficiarios. Entre 2007 a 2019 el número de operaciones crediticias se redujo en -0,6 por ciento promedio anual, mientras que el monto promedio se elevó en 10,1 por ciento. ¿Qué sucedió?

    Cuando el gobierno redujo artificialmente la tasa de interés provocó una restricción a la oferta de crédito en aquellos segmentos de mayor riesgo y costos operativos. A los prestamistas ya no les resultaba rentable prestar a ese tipo de clientes y prefirieron concentrarse en clientes de bajo riesgo. En paralelo, con tasas más bajas más personas quisieron solicitar un crédito, pero no hubo dinero para todos. Muchos tuvieron que acudir al chulco pagando tasas de hasta 1.300 por ciento anual.

    ¿Cómo conseguir que haya más crédito barato para todos? La única vía es elevando el ahorro disponible para prestar. Esto se logra enlazándonos a los flujos de capitales internacionales con cinco medidas: 1. Modernizando la legislación bancaria e implementando estándares internacionales de Basilea III, 2. Eliminando trabas legales al ingreso de la competencia internacional, 3. Liberando el flujo de capitales al eliminar el nocivo ISD, 4. Racionalizando los requerimientos de liquidez y 5. Creando un entorno tributario competitivo en donde no nos obliguen a los ciudadanos a pagar extra en los servicios financieros para poder sostener a un Estado gastador.

    Los techos a tasas de interés no son el mecanismo idóneo ni técnico para su reducción. En la práctica, los techos han tenido un efecto contrario al buscado, provocando exclusión financiera. Es momento de tomar correctivos.

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