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Cambios en el sistema electoral

viernes, 19 febrero 2021 - 04:58
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    EDITORIAL
     
    En los últimos 40 años, Ecuador ha buscado vivir en democracia, pero solo ha logrado el derecho a sufragar y aun  este ha sido deformado. Con 16 aspirantes a ser presidentes era una  misión casi imposible para los electores analizar al líder para que conduzca los destinos del país durante  los próximos cuatro años. ¿Cómo  llegamos a este absurdo? La responsabilidad está en las leyes electorales y en la falta de rigor de las  autoridades del Consejo Electoral.  Las leyes permiten que cualquiera que desee y tenga una institución que lo auspicie participe en la  elección y garantizan dinero para la  campaña política. Además, demencialmente exigen a los medios igual  cobertura para todos, indistintamente de su posición en las encuestas. Esto motiva a que algunos de  ellos se postulen por la vanidad de  contar en su hoja de vida el hecho  de que fueron aspirantes presidenciales, aunque ni siquiera alcancen  el uno por ciento de los votos, como ocurrió con siete de los candidatos  en los recientes comicios o el dos  por ciento como fue el caso de tres  postulantes. Todo lo cual entorpece  las elecciones, facilita la demagogia  en los ofrecimientos de campaña y  contribuye para la fragmentación  política y la falta de gobernabilidad,  indispensables para el crecimiento  y el progreso de los países.
     
    ¿Cómo cambiar este panorama?  Haciendo una purga real de los actuales partidos y movimientos políticos, para que sobrevivan solo  aquellas organizaciones estructuradas, que además cuenten con  principios ideológicos y verdaderos programas de gobierno. Deben desaparecer aquellas organizaciones que son solo membretes  de pocas personas, que se alquilan  en los procesos. Es imperativo elevar el porcentaje de votos que un  partido o alianza obtiene en elecciones nacionales para mantener  su personería jurídica. Igualmente, hay que aumentar el número  de firmas que se requiere para formalizar un partido. En el reciente  proceso, apenas cuatro de los 16  candidatos obtuvieron suficiente caudal de votos para justificar  la existencia de sus movimientos  políticos y los que estuvieron en  los últimos lugares reflejaron que  los adherentes con los cuales supuestamente crearon los partidos  fueron un espejismo. Finalmente,  debe reducirse o quizá hasta desaparecer la financiación estatal para los partidos, ya que es fuente de  corrupción en muchos casos.
     
    “La democracia es el peor sistema de gobierno, a excepción de todos los demás”, sostuvo el político  británico Winston Churchill. Tenía  mucha razón, todavía no existe una  mejor alternativa, pero en Ecuador  hay que depurarla para poder cosechar sus frutos.

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