• La otra cara del narcotráfico en el mar: mujeres invisibilizadas y a la deriva

  • La posición geográfica de Ecuador ha despertado la mirada del narcotráfico, que se aprovecha de las necesidades sociales y los conocimientos sobre navegación de los pescadores artesanales, una peligrosa mezcla entre tráfico y pobreza. Sin embargo, una investigación realizada por Parametría nos muestra la otra cara del tráfico de drogas en el mar: las mujeres. (Fotografía: Paulina Vallejo)

  • Todo empieza cuando los pescadores artesanales son tentados a realizar una 'vuelta' (transportar droga en el mar) para salir de sus principales deudas y necesidades. En algunos casos, los familiares - especialmente las esposas- conocen y consienten silenciosamente la vuelta, con una mezcla de sentimientos encontrados y necesidades evidentes; en otros, ellas no tienen conocimiento de la ilícita acción que emprendieron sus maridos. (Fotografía: Paulina Vallejo)

  • “Yo no sabía a lo que se iba. Él salió a pescar, pasó alrededor de 15 días, y yo pensé que estaba desaparecido. Un día en la noche recibí una llamada con muchos números, y ahí supe que era mi esposo. Pero ahí también me dijo: "mija, estoy en los Estados Unidos, estoy preso, perdóname". (Fotografía: Paulina Vallejo)

  • En muchos casos, las familias conocen meses después la situación de la detención del pescador – esposo, padre e hijo a la vez- sobre todo cuando logran comunicarse desde los Estados Unidos. En ese momento aumenta la angustia: Las mujeres intentan desesperadas viajar para visitarlos y conseguirles un abogado (pero los costos y obtener una visa les resulta extremadamente difícil). (Fotografía: Paulina Vallejo)

  • Detenidos y condenados por delitos relacionados con las drogas. La detención de sus esposos (solo en EE.UU. existen alrededor de 700 pescadores. Otros están detenidos en Centroamérica) las despojó de un sustento familiar y del contacto-cariño con sus hijos. (Fotografía: Paulina Vallejo)

  • La pesca artesanal gira alrededor de una economía básicamente doméstica que desemboca en una economía de subsistencia. A ello se suma la reproducción de los clásicos roles sociales asignados especialmente a la mujer. Así, mientras el hombre se aventura al mar, la mujer se dedica a los quehaceres domésticos y al cuidado de sus hijos. (Fotografía: Paulina Vallejo)

  • Existe un porcentaje minoritario de mujeres que juega un rol estratégico en la pesca, pues además de la limpieza del pescado y la reparación de las redes, se encarga de comercializar su pequeña producción en los mercados populares de las ciudades cercanas con mayor concentración demográfica. (Fotografía: Paulina Vallejo)

  • Sobreviviendo solas. Las mujeres asumen las deudas y la responsabilidad económica del hogar a raíz de de la privación de libertad de sus esposos o hermanos. (Fotografía: Paulina Vallejo)

  • Estas mujeres en su mayoría no terminaron la educación básica ni el bachillerato y, además, no ocupan un espacio visible en la economía de la comunidad; por ello, se ven relegadas al subempleo. Un gran porcentaje se dedica a las labores domésticas en otros hogares, teniendo que desplazarse lejos de su familia y dejar a sus hijos desamparados. (Fotografía: Paulina Vallejo)

  • Este fenómeno ha encontrado a mujeres con similares tragedias. En Manta se conformaron asociaciones cuyo propósito es lograr la libertad o repatriación de sus esposos. A estas mujeres les toma tiempo entender la realidad a la que se enfrentan, un hogar que ha perdido el sustento económico y la idea de seguridad. (Fotografía: Paulina Vallejo)