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¿Cuántas cadenas nacionales se transmitieron en 2016?

martes, 14 febrero 2017 - 09:20
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En 2016 el Gobierno Nacional ordenó la transmisión de al menos 1.841 cadenas nacionales en televisión, que representan 68 horas y 55 minutos de programación, según los registros de Ecuavisa. Estos registros constituyen una aproximación, aunque no un reporte final del total de informativos, spots y réplicas dispuestas por instituciones del Estado a través de la Secretaría Nacional de Comunicación (Secom). Aunque por su naturaleza, se asume que una “cadena nacional” se transmite simultáneamente por todos los canales de televisión abierta, no se ha hecho público un informe completo de las cadenas ordenadas por lo que el número total podría ser mayor. Vistazo solicitó esta información a la Secom pero hasta el cierre de esta edición no recibimos respuesta.

Desde que la Ley de Comunicación en 2013 dispuso la transmisión gratuita de estos espacios, las cadenas han crecido exponencialmente, dice César Ricaurte, de Fundamedios. “Con los problemas de liquidez del gobierno, a partir de 2014, las cadenas nacionales pasan a ser un sistema de pautaje. Toda la publicidad oficial pasa en este momento como mensajes de transmisión obligatoria”.

Cosa normal De las 1.841 cadenas pautadas en Ecuavisa el 70 por ciento son productos de comunicación realizados por la Secom, 1.289 en total. Cada lunes a las ocho de la noche, cuando 700 mil hogares ecuatorianos tienen su televisor encendido, el gobierno pauta el programa ‘Informe semanal de actividades’, que dura unos ocho minutos y resume las actividades del Presidente. Además, a lo largo de la semana se exhibe ‘Siete días en siete minutos’, un espacio con sonrientes presentadores que anuncian buenas noticias, inauguraciones de obras, nuevos servicios. Desde agosto de 2016, estos dos formatos reemplazan al espacio llamado ‘El gobierno a sus mandantes’, que resultaba bastante monótono, lo que demuestra que la Secom continuamente revisa, afina y mejora su estrategia. La Secom también maneja la comunicación de la Presidencia de la República.

En junio pasado se lanzó la campaña ‘La década ganada’, que una a una revisaba las grandes obras de infraestructura, escuelas, educación y salud realizadas por el gobierno, con testimonios de ecuatorianos que han recibido bonos, créditos, becas, que son parte del programa Socio Vivienda, empresarios, médicos, maestros… Esta campaña se difundió en 220 cuñas. Después de la Secom, la Vicepresidencia de la República fue la entidad que más cadenas ordenó: 252. Los temas más frecuentes incluyen las inauguraciones de megaobras como centrales hidroeléctricas, proyectos hídricos y de fomento productivo, y al menos 17 cadenas se dedicaron a explicar los beneficios de la repotenciación de la Refinería de Esmeraldas, hoy envuelta en varios escándalos por corrupción y sobreprecio.

El Ministerio Coordinador de Seguridad tuvo 130 cadenas, la mayoría en reacción al terremoto del 16 de abril. La última semana de ese mes, cuatro veces cada noche, cada media hora en el horario estelar se transmitió la ‘Canción con imágenes sobre la tragedia del terremoto’ y luego se pasaron, con similar frecuencia, los informes sobre los trabajos realizados en las zonas de desastre, todos obviamente positivos. La Secom también canaliza y pauta campañas para el Ministerio de Turismo, de Salud, cuñas sobre ciudadanos desaparecidos. En 52 cadenas nacionales se explicó la conveniencia de las cocinas de inducción y 41 cadenas se usaron para promover el uso del dinero electrónico. En su página web, la Secom estipula un límite para la solicitud de cadenas nacionales que aplica a todos los funcionarios con excepción del Presidente: “una vez al mes como máximo y no podrá exceder de 10 minutos”. Esto, evidentemente, no se cumple.

La estrategia política En total 36 réplicas que suman casi dos horas de programación fueron dispuestas en los noticieros de Ecuavisa. No se ha recabado aún el total de cadenas dispuestas en otros canales privados y en radio, un trabajo que intenta realizar Fundamedios. “Las réplicas oficiales son un acto de censura por imposición de contenidos”, dice Ricaurte. En noviembre de 2016, el relator especial de las Naciones Unidas sobre el derecho a la libertad de opinión y de expresión, David Kaye, y el relator especial para la libertad de expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Edison Lanza, alertaron que la Ley de Comunicación se ha usado como “un instrumento para intervenir de manera indebida en el contenido de los medios de comunicación y sancionarlos, sobre todo cuando las coberturas son desfavorables o cuestionan al gobierno”.

“Una cadena nacional debería ser eso, nacional, pero desde hace muchos años tenemos espacios dispuestos a unos medios si, a otros no”, dice Ricaurte. “Es como si en la Secom tuvieran un gran mapa de los medios del Ecuador y pudieran decidir cuáles quieren usar conforme a los intereses y a la estrategia política del partido de gobierno. Esto desbarata cualquier noción de que en Ecuador hay equidad en la promoción de los candidatos, si bien se asigna el mismo presupuesto de publicidad, en realidad el candidato del gobierno tiene una infinita ventaja”.

Emilia García, decana de la Facultad de Artes y Humanidades de la UCSG, destaca la calidad de las cadenas, y por ende, su efectividad. “El referente de un video institucional es que es aburrido, pero eso no pasa con las cadenas nacionales, son productos de mucha calidad visual, muy ágiles, muy convincentes”.

“Esta es una herramienta de comunicación que si se la sabe usar estratégicamente, es muy efectiva”, concuerda Gustavo Cusot, vicedecano del Colegio de Comunicación de la USFQ. De hecho, la Secom tiene en su web un manual de técnicas específicas para producir cadenas nacionales: hay que cuidar la apariencia de la gente, la combinación de colores, los planos. Una de las reglas dice que el sujeto no debe mirar a la cámara sino “cerca del objetivo”, eso, según Cusot, se hace para que no parezca un spot comercial sino una cobertura de noticias. Cusot explica que “cuanto más repita el mensaje con la misma línea gráfica, más efectivo es”. Sin embargo, el riesgo de ser tan reiterativo es que la audiencia se sature. “El exceso de información agota el discurso”, explica, “sería interesante medir el impacto de esas 1.841 cadenas, porque el abuso de este recurso hace que los ciudadanos ya ni vean el mensaje, que ya no hagan caso. La mejor forma de medir el efecto de las cadenas va a ser el resultado de las próximas elecciones”.

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