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Incendios dan un respiro a Chile y empieza su reconstrucción

lunes, 30 enero 2017 - 11:40
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Con la incorporación de un avión tanquero ruso, Chile extendía este lunes su capacidad para combatir los devastadores incendios forestales que tras varios días de descontrolado avance comienzan a dar tregua.
 
La tragedia que sacude a Chile despertó la solidaridad de varios países del mundo que con el correr de los días enviaron aeronaves, brigadistas (bomberos forestales) y maquinaria para controlar las llamas.
 
El avión Ilyushin Il-76 llegó con su tripulación para permanecer en el país "el tiempo que sea necesario", comenzando su trabajo por la región de la Araucanía (sur), señaló el canciller chileno, Heraldo Muñoz, encargado de recibirlo en el aeropuerto internacional de Santiago. 
 
La aeronave se suma a otros aviones tanqueros llegados de Estados Unidos y Brasil y a más de 500 de brigadistas y expertos de países como Francia, Argentina, Venezuela, España, Perú entre otros.
 
En las últimas horas, el mayor foco de emergencia se concentró en la comuna de Portezuelo, en la sureña región del BíoBío, donde el avance del fuego obligó a evacuaciones preventivas.
 
En todo el país se mantenían el domingo 124 incendios, 58 de ellos en combate, 55 controlados y 11 extinguidos, dejando miles de damnificados en decenas de pueblos que fueron destruidos por las llamas, informó la Corporación Nacional Forestal (CONAF). Pero las hectáreas en llamas bajaron de 396.000 a unas 366.000, según el reporte.
 
Con más de cuarenta personas detenidas o bajo medidas cautelares "por su eventual responsabilidad en incendios forestales", la justicia trabaja para determinar si los peores incendios de la historia fueron provocados.
 
Junto con el combate al fuego, la preocupación de las autoridades se centra en organizar a las 11.000 personas desplegadas entre brigadistas, bomberos, policías y voluntarios que se suman a los vecinos para acabar con las llamas.
 
Con campamentos en donde se prepara comida y se reparten productos de primera necesidad, organizaciones no gubernamentales brindan apoyo a vecinos de pueblos como Santa Olga, una localidad que se transformó en símbolo de la tragedia al quedar totalmente destruida por las llamas.
 
Asimismo, veterinarios tratan a animales víctimas del siniestro.
 
Reconstrucción en marcha
 
Con once muertos y cientos de miles de hectáreas consumidas por las llamas, los incendios forestales se transformaron este enero en una nueva catástrofe a enfrentar por el país sudamericano castigado a lo largo de la historia por terremotos y tsunamis.
 
Una nueva tragedia que puso en el ojo de la tormenta a la presidenta Michelle Bachelet, cuya gestión de la catástrofe ha dejado descontentos al 73% de los chilenos, según una encuesta semanal de la consultora privada Cadem.
 
Para la presidenta, que entregará el poder en marzo de 2018, lo importante es que el país pudo "sostener y aumentar las fuerzas de combate", impidiendo que el fuego provocara más víctimas mortales.
 
Además aseguró que su gobierno tiene los recursos económicos para levantar a las zonas afectadas.
 
"Hay recursos no solo para responder a la emergencia, sino también a lo que va a ser la etapa de posterior normalización y reconstrucción", necesaria en los poblados arrasados por el fuego.
 
Con casi 20.000 personas destinadas a la emergencia, la mandataria anunció que levantó el estado de excepción por catástrofe que regía para Valparaíso, afectada por incendios en los primeros días del 2017, para mover al centro y sur del país a los efectivos que estaban desplegados en la zona.
 
Asimismo, Bachelet aseguró que se avanza en el pago de ayudas a personas que perdieron sus viviendas, el reparto de forraje y otros insumos agrícolas a los productores rurales afectados, así como en un plan para ofrecer en los lugares afectados las condiciones necesarias para iniciar el periodo escolar en marzo.
 
"Quiero darles a todos la tranquilidad que estamos avanzando sostenidamente, que vamos a ganar la batalla no solo apagando los incendios, sino reconstruyendo la vida de los afectados", agregó.
 
Unas 537.000 hectáreas han sido destruidas durante la temporada 2016-2017 que comenzó en julio pasado, un 4.776% más que en el periodo comprendido entre 2015 y 2016. 

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