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El juicio de Jorge Glas

lunes, 4 diciembre 2017 - 02:26
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En la audiencia preparatoria, por primera vez el Fiscal General mencionó al vicepresidente Jorge Glas como beneficiario de  13,5 millones de dólares en gratificaciones a través de su tío Ricardo Rivera. Glas y otras 12 personas fueron llamadas a juicio por el juez nacional Miguel Jurado. 
 
“No hay una sola evidencia en contra del vicepresidente Jorge Glas”, insiste su defensa. El segundo martes de noviembre, el juez nacional Miguel Jurado Fabara llamó a juicio por el presunto delito de asociación ilícita, relacionada con la trama Odebrecht, a 13 personas, entre ellas, el segundo mandatario y su tío, Ricardo Rivera Arauz.
 
El argumento del abogado defensor de Glas, Eduardo Franco Loor, fue expuesto durante la audiencia preparatoria del juicio, que se desarrolló durante varios días, y que no estuvo exenta de incidentes y acusaciones contra el Fiscal General. En esencia, Franco Loor alega que no hay indicios de que Glas hubiera sido el beneficiario de coimas o pagos indebidos relacionados con la adjudicación de contratos a la empresa brasileña. “El llamamiento a juicio es un acto político y abitrario; demostraremos en el juicio la inocencia del Vicepresidente”.
 
La tesis de que el juicio es un acto de vendetta política la defiende el propio Glas, desde la cárcel 4 de Quito donde cumple prisión preventiva: “A su padre tenían que silenciarlo de alguna manera, porque decidió no callarse y defender el Estado que tanto nos costó construir”, escribió en una carta a sus dos hijos. 
 
 
Sin embargo, en el proceso por asociación ilícita, la parte acusadora no está obligada a probar la ruta de los sobornos, ni la evidencia de los pagos. Más bien, deberá probar que logró armar las piezas del rompecabezas que permitió a la empresa brasileña acceder a millonarios contratos, una vez que regresó al país tras los problemas en la central hidroeléctrica San Francisco.
 
Ese rompecabezas, en esencia, lo expuso el fiscal general Carlos Baca Mancheno, al inicio de la audiencia, cuando presentó los elementos de convicción generales, primero; e individualizados, después, contra cada uno de los 13 implicados 
 
En la hipótesis fiscal, Odebrecht pagó sobornos a cambio de beneficios. El esquema se desarrolló en cinco niveles: 1. Aseguramiento del respaldo “institucional” para contratos; 2. Con el concurso de funcionarios públicos; 3. Con la participación de intermediarios y agentes privados; 4. Mediante pactos para pagos o peajes; y, 5. Con mecanismos para neutralizar el mecanismo de control estatal.
 
El Fiscal General habló de un “Esquema Gerencial” que se verificaba a través del consenso de voluntades, a través de hechos que “contaminaron” el proceso contractual de obras, generando una “Receta estándar de operación”. “Se ha identificado la contaminación del esquema sistemático y orgánico de pagos… se llaman ‘pagos no contabilizados’”, advirtió el Fiscal.
 
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