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Manuel Rendón Seminario, pintor y poeta

viernes, 16 octubre 2015 - 01:08
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El nombre y el trazo de Manuel Rendón Seminario (París, 1894 – Vila Vicosa, Portugal, 1980) deberían activar la memoria de cualquier habitante de Guayaquil más o menos atento. La sala principal de la Casa de la Cultura del Guayas fue nombrada en su honor; los coloridos murales que rodean el edificio del Banco Central tienen su firma, los mismos que fueron marco de varias escenas en la película “Sin otoño, sin primavera”; el mural de la fachada del Centro Cultural Simón Bolívar también es obra suya. Y una de las calles del centro conmemora a su ilustre progenitor: Víctor Manuel Rendón.

Hasta mediados de octubre estuvo abierta en el Centro Cultural Simón Bolívar la muestra “Ut Pictura poesis” con obras de este importante artista, quien a pesar de haber vivido y trabajado en varias partes del mundo se consideraba un ecuatoriano, y particularmente guayaquileño.

Manuel Rendón nació en París, en cuna de oro. Su padre fue un acaudalado médico, diplomático y escritor. Su madre, María Seminario, provenía de una familia aún más adinerada y era una mujer profundamente religiosa: dos de sus hijas se hicieron monjas. Grande fue la desazón de los Rendón Seminario cuando un veinteañero Manuel empezó a frecuentar los despreocupados ambientes bohemios de París.


Figuras Alargadas características de su última etapa.
Motivos que encarnan la visión contemplativa
y humanista del pintor-poeta.

“Víctor Manuel Rendón era un hombre de gran solemnidad, mientras que su hijo era amigo de (Chaim) Soutine y (Amedeo) Modigliani, quienes para su padre eran prácticamente la escoria social, unos borrachos. Desde entonces empezó a haber mucha tensión en la casa familiar”, comenta Juan Castro y Velázquez, investigador del arte experto en la obra de Rendón, y curador de la exposición a la que bautizó “Ut pictura poesis” (como la pintura, así es la poesía).

Rendón fue artista exclusivo de la famosa galería L’Effort Moderne de Paul Rosenberg, donde también expusieron Picasso, Juan Gris, Braque… y fue en el boletín de la galería donde imprimió sus primeros versos. Años más tarde publicó un libro de  poemas al que llamó “Espirales”.


Dos figuras humanas apenas sugeridas. Este es uno de los
primeros cuadros claramente abstraccionistas de Rendón.

Uno de los aspectos más atractivos de “Ut pictura poesis”, es el relato de la relación del artista con su esposa, la francesa Paulette Everard Kiefer (1902-1983), con quien se casó en 1932. Paulette era una intelectual, aunque provenía de una humilde familia del campo. Era escritora y fotógrafa. Juntos trabajaron y vivieron en París, en Guayaquil, en Galápagos, en Cuenca, en San Pablo, en Portugal. A Paulette se la recuerda como una mujer sensible y práctica, de espíritu nómada y liberal: levantaba casas con sus grandes manos que también cosían, acampó precariamente por seis meses con su esposo en la Isla Isabela, vestía como chola cuencana para abrigarse del frío austral.

Su forma de ser escandalizaba a los Rendón Seminario que la consideraban “inferior socialmente”, tanto que para ahorrarse desaires la pareja decidió ocultarles la existencia de Elena, la hija de su primer matrimonio. Paulette fue la compañera y musa de Rendón hasta los últimos días del artista. Ella murió tres años después. Ambos están enterrados en el cementerio del pequeño pueblo de Vila Vicosa (Portugal). El pintor–poeta le dedicó estos versos:

“¡Oh mujer que lloras la nostalgia del punto del cual el número surgió!. ¡Cómo para ti resucitar la unidad en lo múltiple, y revelar en la cadencia del corazón una inmutable esencia!”.

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