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Espíritus ecuatorianos en París

miércoles, 16 marzo 2016 - 04:12
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El chamanismo es inseparable de la historia de las civilizaciones del Ecuador prehispánico. Una exposición de 265 piezas sobre este personaje, transmisor de tradiciones, se presenta en París.

Una inmersión en el mundo de los espíritus del Ecuador antes de la conquista española. Esta es la propuesta de la exposición “Chamanes y divinidades del Ecuador precolombino”, que se exhibirá en el Musée du quai Branly (en español: Museo del muelle Branly), de París, del 16 de febrero al 15 de mayo de este año.
 
Próximo a la simbólica Torre Eiffel, y a un costado del río Sena, el museo –inaugurado en 2006– constituye un espacio de apertura a las culturas no europeas. Allí estarán expuestas 265 piezas que revelan las costumbres, los valores y los conocimientos del chamanismo en las civilizaciones del Ecuador prehispánico.
 

El Musée du quai Branly con la Torre Eiffel de fondo.
 
Chamanes en pose de meditación o ataviados con trajes ceremoniales, personajes con rasgos de felinos, serpientes, águilas harpías, individuos con tocados de conchas marinas, pintados de colores, máscaras antropomorfas, objetos sagrados, caimanes míticos con cuatro ojos, danzantes, músicos y muchas otras figuras narran el pensamiento y la filosofía de los pueblos ancestrales.
 
La mayor parte de las obras provienen de las culturas Chorrera, Bahía, Jama-Coaque y Tolita, que florecieron en la zona costera del país entre los años 1.000 antes de Cristo y 500 después de Cristo, en los periodos Formativo Final y de Desarrollo Regional. Además se exponen seis figuras de la cultura Mayo Chinchipe-Marañón, de la Alta Amazonía, con alrededor de 5.000 años de antigüedad.
 
El curador de la muestra, Santiago Ontaneda- Luciano, arqueólogo del área de museos del Ministerio de Cultura y Patrimonio, explica que el chamanismo tuvo una mayor representación material en el periodo anotado. De ahí se erigió en una herencia milenaria transmitida hasta nuestros días.
 

Al viejo continente. El montaje de la exposición fue posible luego de
dos años de trabajo conjunto con el Museo del muelle Branly, en París.
En ese lapso se definió el aseguramiento de cada uno de los objetos.
Fotos: cortesía Ministerio de Cultura y Patrimonio 
 
Además de las obras arqueológicas, la exhibición tiene diversos elementos de apoyo: videos, animaciones y sonido ambiental. Los visitantes se adentran en el mundo espiritual y mágico del chamanismo a través de una voz que describe la cosmovisión de las culturas andinas y sus tres mundos: el celestial, donde habitan los astros; el inframundo, morada de los espíritus poderosos y los difuntos; y el terrenal, que acoge a los animales, las plantas, las montañas, las quebradas, los ríos, las piedras… Estos mundos convergían en un todo integrado.
 
El montaje de la exposición fue posible luego de dos años de trabajo conjunto con el museo francés. Este quehacer conllevó la realización de estudios preliminares, análisis técnicos y varios acuerdos de cooperación que confluyeron en un contrato de comodato y el aseguramiento de cada una de las piezas antes de trasladarlas a la “ciudad luz”.
 
La muestra se divide en cuatro secciones: las deidades del mundo celestial, los seres míticos del inframundo y las figuras de los animales más poderosos se juntan en el primer grupo.
 

Fotos: cortesía Ministerio de Cultura y Patrimonio
 
En el siguiente tramo predomina la figura del chamán, poseedor del saber sagrado. El culto toma forma a través de una secuencia de ceremonias rituales, en las cuales el chamán invoca a los espíritus y ejerce prácticas curativas utilizando sus poderes sobrenaturales y plantas medicinales. Más adelante, las figuras representan a l chamán en distintas facetas: astrónomo, cazador, agricultor, curandero y consejero. El catálogo de ritos era tan amplio como el calendario anual y las distintas etapas de la vida de los pobladores: nacimiento, pubertad, investidura de guerreros y muerte. Algunos ceremoniales consistían en ofrecer a las deidades la sangre de ciertos animales y de prisioneros de guerra, dice Ontaneda.
 
La exposición de las divinidades ancestrales cierra con una obra peculiar que simboliza la transformación temporal del chamán en una deidad. Por la boca del sacerdote salen varias serpientes (representan las aguas y la fertilidad), que así lo convierten en mediador social entre el pueblo y los seres míticos que le confieren su fuerza espiritual.
 
El recorrido concluye con la exhibición  de seis piezas en forma de botella y otros recipientes con adornos de turquesa encontrados en un centro ceremonial, resultado de recientes excavaciones en el sector de Palanda (Zamora Chinchipe). Santiago Ontaneda y Francisco Valdez, consejero científico de la muestra, estuvieron entre los arqueólogos y antropólogos que desenterraron estas obras.
 
A TRAVÉS DE LAS IMÁGENES…
 
Dos jóvenes indígenas de la etnia shuar, con los rostros pintados y armados con sus herramientas de caza, listos para salir a la faena, miran de frente al lente de la cámara en una fotografía de autor desconocido, que data del año 1925. En otra, captada por la misma época, se observa a un sacerdote católico y unas monjas extranjeras junto a un grupo de niños y mujeres de la región de Morona Santiago, vestidos a la usanza occidental.
 

Curador. Santiago Ontaneda-Luciano seleccionó las piezas
arqueológicas de  las culturas Chorrera, Bahía, Jama-Coaque,
Tolita y Mayo Chinchipe-Marañón. Foto: Segundo Espín.
 
Ambas imágenes forman parte de una selección de 24 impresiones originales y negativos provenientes de colecciones del Instituto Nacional de Patrimonio Cultural, que se presentan por primera vez en Francia, en paralelo con la exposición “ Chamanes y divinidades del Ecuador precolombino”.
 
La mayor parte de las fotos fueron tomadas entre los años 1900 y 1930, por Manuel de Jesús Serrano, con el fin de documentar la actividad misionera de los sacerdotes salesianos que instalaron un Vicariato apostólico en la Amazonía ecuatoriana hacia el año 1890.

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