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¿Por quién Votar o a quién Botar?

jueves, 9 marzo 2017 - 01:30
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    El sistema democrático de un país es el resultado de su proceso electoral. La legitimidad de sus autoridades depende de un proceso electoral transparente y justo. Sin embargo, en Ecuador no hay la certeza de que los resultados de las elecciones del 19 de febrero sean legítimos. Se duda de la diferencia de votos entre los finalistas presidenciales y de la asignación de escaños de los asambleístas. Es decir, se duda de la democracia. 
     
    La incertidumbre no se encuentra en el desconocimiento de la ley por parte del académico Juan Pablo Pozo, presidente del CNE, quien ha sido veedor en varias elecciones internacionales e incluso ha escrito el libro: “Democracia en el contexto Sudamericano”, allí sostiene: “...para superar la desconfianza producto de regímenes autoritarios se requiere de un organismo electoral independiente y autónomo de los demás poderes y funciones”. 
     
    No cumple lo que predica: Un “organismo autónomo” debió sancionar a Alianza PAIS por anunciar los resultados de su exit poll 15 minutos antes del cierre de las urnas. Está en tela de juicio por qué Pozo no divulgó el conteo rápido de la Escuela Politécnica ordenado por el CNE –cuyo costo total es estimado por expertos en un millón de dólares–, y también por qué, en cambio, se obstaculizó el conteo de Participación Ciudadana, organismo con credibilidad por sus resultados. ¿No va a hacerse público ese costoso estudio? ¿Técnicamente la muestra no era confiable? ¿O por política se le hizo daño a una prestigiosa institución educativa? 
     
     
    La falta de independencia ha sido una constante en Pozo. Evitó que la reelección indefinida vaya a una consulta popular, que según las encuestas no tenía el apoyo ciudadano. En contraste, hubo gran celeridad para que la “Pame” recoja las firmas para pedir que se quede Rafael Correa. En la campaña, Pozo ha pasado por alto el uso de vehículos e instalaciones públicas para actos proselitistas, como la celebración de la década del gobierno. El presidente Correa continúa usando la sabatina para hacer campaña: el sábado 4 acusó a Lasso del feriado bancario y promovió el descarado uso de los medios públicos para ese mismo tema. La ley es para todos, excepto para Alianza PAIS. 
     
    El compromiso de Pozo debía y debe ser con la democracia y no con el partido de gobierno al cual es afín. El cordón umbilical no se ha cortado. A pesar de que las tendencias en la elección presidencial eran matemáticamente incontrovertibles, Pozo anunció la segunda vuelta, solo después de que lo hiciera el presidente Correa. 
     
    La democracia exige que el CNE sea autónomo e imparcial para una segunda vuelta transparente y justa. No obstante, Pozo sigue inmutable e indiferente, siempre justificándose y queriendo ganar con razones equivocadas, que a nadie convencen ni siquiera a los propios de Alianza PAIS. Una de las voces más estridentes para botarle del cargo por “inepto” fue la de Marcela Aguiñaga. ¡Mal paga el diablo a sus devotos!  
     

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