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Los perdedores

viernes, 24 febrero 2017 - 01:04
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    Por múltiples razones, los comicios del pasado domingo pueden considerarse como los más importantes de todo el periódio demoráctico, después de los de 1978-1979. En el país comenzó la etapa post correísta y la democracia dependerá, en gran medida, de cómo queden consolidados los liderazgos dentro de Alianza PAIS y de cómo el resto de fuerzas administren los resultados electorales el 19 de febrero. 

    Según los primeros datos oficiales, uno de los grandes perdedores de esta jornada es el alcalde Jaime Nebot. Se constató que su liderazgo en Guayaquil es personal más que de partido; su fuerza electoral no es endosable. Por el contrario, la maquinaria oficialista sentó raíces en el Puerto Principal, en donde Rafael Correa, en el 2013, y Lenín Moreno, en el 2017, exhiben altas cifras de aceptación. 
     
    A Nebot además le perseguirán por un buen tiempo las acusaciones de haber dividido al centro derecha con la candidatura de Cynthia Viteri, al punto de que la posibilidad de una segunda vuelta, entre Moreno y Guillermo Lasso, dependiera de un puñado de votos.
     
    Viteri mejoró su votación nacional con relación a su primera candidatura, en el 2006. Los méritos de su campaña la pueden proyectar como una figura de referencia; todo depende de cómo administre ese 16,3% de respaldo. ¿Una Cynthia Viteri más independiente de Nebot? 
     
    La candidatura de Paco Moncayo, para mucha gente, tuvo menos votos de los esperados y su base electoral (6,7 por ciento) es la nueva partida de nacimiento de la Izquierda Democrática, en una ciudad como Quito, ávida de un liderazgo profundo.
     
    Dalo Bucaram tampoco estará muy contento con sus resultados (4,79 por ciento), pues pese a su juventud, ya tiene más de ocho años de recorrido político. Su base electoral luce insuficiente para disputar a futuro plazas importantes como Guayaquil...
     
    Para el candidato a la vicepresidencia de Alianza PAIS, Jorge Glas, el triunfo en primera vuelta significaba blindarse de la avalancha de críticas en su contra, pues no querrá que se repita una escena como la del domingo en su recinto de votación en Quito, donde centenares de votantes le gritaron duros epítetos por los escándalos en Petroecuador. 
     
    La fuerza popular de Moreno es importante; él se ha proyectado como el relevo electoral de Alianza PAIS, una condición de la que por muchos años, los partidos políticos ecuatorianos carecieron. El gran reto de Moreno será, entonces, capitalizar esa fuerza de votos en un auténtico liderazgo, donde Rafael Correa deje de ser el gran tutor de un movimiento político caudillista y autoritario. ¿Moreno tendrá la fuerza para dejar una huella propia?
     
    Finalmente, está Guillermo Lasso. De momento, es el líder de una parte de la oposición que reclama la alternancia en el poder. Pese a sus cuatro años de político a tiempo completo, se le hizo complicado unir al anticorreísmo fragmentado y disperso.
     
    La gran interrogante es si Lasso, finalmente, podrá abanderar esa lucha sin que esta elección le signifique un episodio más en su trajinar político.  

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