En la coyuntura actual lo único que puede resultar peor es poner en peligro la dolarización, y eso se puede tomando dinero de la reserva de libre disponibilidad depositada en el Banco Central pero que es ajena al gobierno.
Las sobretasas impuestas por el gobierno, según información del Ministerio de Industrias a la comisión legislativa de régimen económico, afectan a 2.955 partidas arancelarias. De estas 1.567 corresponden a bienes de capital y materias primas y 1.388 a productos de consumo. Con lo cual queda sin sustento la afirmación presidencial que solo tocan artículos suntuarios de los que puede prescindir la mayoría. La sobretasa del 5% afecta a 725 partidas de bienes de capital y materias primas no esenciales, la del 15% a 450 de bienes de capital y materias primas de sensibilidad media, la del 25% a 392 que comprenden neumáticos, cerámica, ckd de motos y tv totalizando 1.567 partidas. Mientras que la sobretasa del 45% grava a 1.388 de bienes finales de consumo. Por añadidura la sobretasa es el quinto tributo que pesa sobre las importaciones, que pagan arancel aduanero, IVA, impuesto a la salida de divisas y algunos productos el ICE. Esta quíntuple carga tributaria equivale a una devaluación del dólar que circula en el Ecuador, pues se trata que salgan menos divisas porque al estar el dólar revalorizado todo cuesta menos para los ecuatorianos y obviamente las importaciones se pueden disparar. Pero únicamente si existen dólares para importar, que implican una inversión de riesgo porque ningún importador invierte para no vender. En síntesis se afecta no solo caviar, champagne y salmones, también 1.567 partidas de bienes de capital y materias primas, que a su vez encarecen un número indeterminado de productos que no solo se usan para comer, beber y vestirse sino para producir, transportar, construir y trabajar. En consecuencia, las cuatro sobretasas están claramente orientadas a disminuir importaciones y a recaudar, en definitiva a absorber dinero que circula en el sector privado, para compensar recursos que el gobierno deja de percibir como exportador de petróleo crudo.
Es realmente un paquetazo. Sin embargo, comparando si es peor o menos malo que los anteriores con la devaluación que daba más sucres por sus petrodólares al gobierno causando la miseria colectiva, agravada con alza de combustibles y tarifas de servicios públicos, eso definitivamente era peor.
En la coyuntura actual lo único que puede resultar peor es poner en peligro la dolarización, y se puede tomando dinero de la reserva de libre disponibilidad depositada en el Banco Central pero que es ajena al gobierno porque pertenece a los ciudadanos mediante depósitos bancarios y aportes al IESS. Eso sí sería un crimen de lesa humanidad.
De modo que las sobretasas por 15 meses y el endeudamiento a costo de riesgo país deben ser la muralla que proteja la dolarización. Que esto se pudo evitar también resulta claro pero es un hecho consumado, aunque era fácil evitarlo gastando solo los ingresos petroleros que figuraban en el presupuesto y ahorrando la diferencia con el precio efectivo de venta.
Falta que el gobierno complete al final del año el 15% de recorte presupuestario que contempla la ley.
