Ecuador cayó nuevamente en Paraguay y complicó su acceso directo al Mundial de Rusia 2018. ¿Por qué?
Si hay algo que el técnico Gustavo Quinteros constantemente ha realizado en la Selección es confiar (a veces con exceso) en jugadores que antes había dirigido o que en la 'Tri' tenían una larga trayectoria. ¿Ejemplos? Contra Paraguay en Asunción, donde perdieron 2 a 1, insistió con 2 laterales que pocos minutos tienen en sus clubes (Juan Carlos Paredes y Walter Ayoví).
Y si ha tenido un recambio generacional en alguna parte específica, quizá pueda mencionarse la defensa central. Pero aún allí, para este partido confió en un jugador suplente en su equipo (Arturo Mina) por encima de uno que si bien es criticado en el país, está en mejor nivel en su club (Gabriel Achillier).
Por otro lado, en la zona ofensiva, insiste con un jugador que no ha recuperado su mejor forma futbolística (Miller Bolaños), y apuesta por 2 delanteros que juntos hacen poco y que, además, son irregulares (Enner Valencia y Felipe Caicedo). Y para el cambio, prefiere tener en la mira a un jugador recién recuperado de una lesión (Jefferson Montero).
Mientras eso sucede, otros jugadores destacados en sus clubes y torneos, ni siquiera han ido al banco de suplentes (Junior Sornoza, Juan Cazares...). Y los que van al banco (Marcos Caicedo, Angel Mena...) apenas juegan.
No puede desmerecerse el trabajo del técnico de la 'tricolor'; hay que rescatar que en algunos partidos bajo su mandato, la Selección ha logrado lo que con otros entrenadores no consiguió: fútbol vistoso y ofensivo.
La crítica probablemente no aparece solo por el resultado, sino por entender que, con mayor lógica, Ecuador podría ya estar en el Mundial.
Un arranque de 4 partidos ganados es aún el saldo positivo depositado en la cuenta de la 'Tri', aunque éste ahora es mínimo.
Con Colombia, un rival al que se ha derrotado en las últimas eliminatorias pero que individualmente tiene mayor nivel, Quinteros tiene un reducido margen de error. Perder o empatar en casa con un rival directo sería nefasto para el objetivo final.
Los cambios no deberían faltar, y la rebeldía de un entrenador, de usar a quienes estén en mejor momento, es necesaria.
